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Coste laboral

Lo primero que sabemos es que hay una diferencia considerable entre nuestrosalario bruto (el pactado con la empresa) y el salario neto (lo que llega a nuestros bolsillos). Pero por encima de estos dos puntos, debemos conocer que hay otro concepto denominado el coste laboral, que es lo que realmente costamos a nuestras empresas (cotizaciones a la Seguridad Social que la empresa paga por nosotros más nuestro salario bruto). Este es un epígrafe que no vemos en ningún papel y que a veces no somos conscientes de su existencia.

Del salario bruto al neto A) IRPF

Una vez aclarado este punto, entramos ya a explicar cómo se van realizando reducciones en nuestras nóminas hasta llegar al salario neto. Lo primero que vemos que se nos retiene es un dinero en concepto de pago adelantado delimpuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF).

Este punto ya es más conocido por la mayoría porque lo vemos en la nómina y porque además lo volvemos a encontrar en las declaraciones de la renta. Nos suele provocar penas, cuando nos han hecho unas retenciones insuficientes y nos "sale a pagar", o alegrias cuando nos "sale a devolver" porque las retenciones han sido más altas de lo que correspondian.

B) Seguridad Social

De nuevo aparece la Seguridad Social, antes como coste para la empresa y otra parte que pagamos nosotros como trabajadores. Se trata de una cuantía importante de la que dependen nuestras pensiones y otras prestaciones. Cuanto más altas sean las cotizaciones a la Seguridad Social y más tiempo hayamos cotizado más elevada será nuestra pensión futura y nuestra prestación de desempleo en caso de quedar en paro.

La parte de las pensiones, como todos sabemos, está ahora en debate por lo que te recomendamos leer el artículo: Los problemas y el futuro de las pensiones en España

¿Cuánto pagamos de Seguridad Social e IRPF en nuestros salarios?

Si nos fijamos en el gráfico que viene a continuación elaborado por Wolters Kluwer , que se refiere a un trabajador con contrato indefinido y un sueldo bruto de 1.500 euros mensuales, el esquema de cotizaciones a la Seguridad Social y de retenciones a cuenta del IRPF sería el siguiente.

 

Fuente: Wolterskluwer.es

 

Sobre el sueldo bruto se aplican una serie de cargos que son las cotizaciones a la Seguridad Social. Una parte, la más sustancial, corre a cuenta de la empresa, y otra parte a cargo del trabajador.

Los conceptos que cubre la aportación de la empresa son:

La incapacidad laboral temporal por enfermedad común o accidente no laboral, las prestaciones de jubilación, incapacidad y muerte y supervivencia (prestaciones de viudedad, orfandad, auxilio por defunción, pensión y subsidio en favor de familiares), enfermedad común o accidente no laboral, protección a la familia, prestaciones farmacéuticas, asistencia sanitaria, las situaciones de maternidad, paternidad, riesgo durante el embarazo y durante la lactancia natural, accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, desempleo, aportaciones al Fondo de Garantía Salarial y formación profesional

En el ejemplo que nos ocupa el total de las aportaciones de la empresa a la Seguridad Social asciende a 501 euros.

Por parte del trabajador también se hace una aportación destinada a contribuir a la cobertura de algunas de las contingencias anteriores pero por una cuantía mucho menor, 95,25 euros.

En cuanto al IRPF, la retención que se le efectúa es de 161,25 euros.

¿Qué cobro en mi nómina?

Haciendo las cuentas finales resulta lo siguiente

El coste laboral mensual de un trabajador con un salario base de 1.500 euros es de 2.001 euros. De esos 2.001 euros el trabajador se lleva a su bolsillo 1.243 euros.

La diferencia, 2.001-1.243= 758 euros, se los lleva el Estado en concepto de cotizaciones a la Seguridad Social o impuestos, es decir un 37,88% del coste laboral corresponde a cargas estatales.

A partir de aquí la polémica está servida. Se dan posiciones muy encontradas entre los que opinan que las cargas estatales son muy altas y dificultan la creación de empleo en un país con altas tasas de paro y los que creen que las prestaciones son muy bajas, si se quiere mantener una adecuada protección a la salud a los ciudadanos y, sobre todo, pagar las pensiones de los 10 millones de pensionistas existentes en la actualidad y los que se van a incorporar en el futuro.

En lo que parece haber consenso es en que además de acogernos a la pensión de la Seguridad Social conviene prevenir nuestro futuro con otros medios como un plan de pensiones adecuado a nuestras condiciones particulares.