El análisis de CC.OO. refleja que la crisis "tuvo un efecto devastador" sobre buena parte del tejido empresarial, especialmente en las pymes. Así, en 2013 se eliminaron 2,1 millones de puestos de trabajo en la industria, de los que solo se ha recuperado el 15%, a pesar de que en el segundo trimestre del año los puestos de trabajo industriales crecieron un 2,9%.
Según el sindicato, "el modelo atomizado de la estructura empresarial española dificulta que se realicen fuertes inversiones en desarrollo tecnológico, lo que provoca unas contrataciones con escasa cualificación y bajos salarios".
Los economistas de CC.OO. han constatado que España recuperó en 2016 el 60% de la competitividad perdida, pero "a costa de los despidos y de una fuerte pérdida salarial". Fue entonces cuando "se inició una tímida recuperación" y "se consolidó la desigualdad social y la falta de cohesión territorial".
Diez años después del estallido de la crisis, CC.OO. identifica que las debilidades de la industria española son el reducido peso de la industria avanzada, el lento avance de la eficiencia productiva, el elevado peso de la pyme y un modelo energético más caro que el de Europa, así como una innovación deficiente, un modelo educativo basado en la falta de vinculación universidad-empresa y la escasa formación profesional.
Asimismo, observa que "la vulnerabilidad continúa" y que surgen limitaciones al incremento de la eficiencia y de la calidad de los procesos productivos, como el bajo esfuerzo innovador, el lento avance en la digitalización y las deficiencias formativas por parte de las empresas.