Por Alfonso Fernández
"Aunque las aguas parecen calmadas, se están creando vulnerabilidades bajo la superficie que si no se atienden pueden descarrilar la recuperación global", dijo Tobias Adrian, director del Departamento de Asuntos Monetarios del Fondo, al presentar el informe de estabilidad financiera global.
Especialmente, agregó Adrian, en un contexto en el que "es probable que el proceso de normalización monetaria se demore aún varios años".
Por ello, alertó a los bancos centrales de que "una normalización monetaria demasiado rápida puede provocar turbulencias no deseadas en los mercados y dar marcha atrás al progreso realizado hacia los objetivos de inflación".
La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha iniciado un gradual ajuste monetario, con la subida de tipos de interés hasta el rango actual del 1 % y el 1,25 %, mientras que el Banco Central Europeo continúa inmerso en un multimillonario plan de estímulo para apoyar la recuperación.
En este sentido, Adrian marcó como reto clave evitar la "complacencia" ante "las crecientes cargas de deuda en empresas y hogares y las excesivas valoraciones de activos".
Wall Street volvió a cerrar la jornada este martes con subidas y nuevos máximos históricos de dos de sus principales mercados de referencia, el Dow Jones de Industriales y el índice compuesto del mercado Nasdaq
En el escenario más negativo, calcula que si los precios de los activos bursátiles cayesen un 15 % y los precios de la vivienda lo hacen un 9 %, se reduciría la producción global en un 1,7 % respecto al escenario base en 2022.
Advirtió, además, de que "hay demasiado dinero en busca de muy pocos activos rentables", lo que provoca que los inversores salgan de su entorno natural y acepten niveles de riesgo más altos.
"Existe una cada vez más amplia divergencia entre los ciclos económicos y financieros", remarcó, algo que aumenta las dificultades de los bancos centrales para salirse de sus extraordinarios planes de estímulo.
En paralelo, los niveles de endeudamiento están creciendo de manera notable, y en países como China, Canadá o Corea del Sur, está llegando al límite, por lo que un posible ajuste monetario y el consiguiente endurecimiento de las condiciones financieras supone un peligro importante.
EEUU y China, en concreto, representan un tercio del auge de deuda global de 80 billones de dólares desde 2006.
Por otro lado, el Fondo dedica una parte importante del informe a la complejidad, tamaño y ritmo de expansión del crédito en China.
De acuerdo a la institución dirigida por Christine Lagarde, los activos del sector bancario han aumentado de un 240 % del PIB a fines de 2012 a un 310 % del PIB en la actualidad.
"Las autoridades se enfrentan a la difícil disyuntiva de endurecer las políticas del sector financiero o frenar el crecimiento económico", apunta el reporte.
El informe financiero del Fondo se da a conocer en el marco de la asamblea anual del organismo en Washington, en la que se revisaron al alza las previsiones de crecimiento global al 3,6 % este año y 3,7 % en el próximo, en un ambiente de marcado optimismo.
Se trata del ritmo de crecimiento más alto en la economía global desde 2010, y después de que en 2016 la expansión mundial fuese de 3,2 %.