"A medida que el FMI pasa al periodo tras la crisis financiera global, urgimos a la institución a estructurar sus programas de préstamo para priorizar reformas que impulsen el crecimiento económico guiado por el sector privado", dijo Mnuchin en su declaración ante el Comité Financiero y Monetario del organismo.
Mnuchin criticó que "en demasiados países un sector público de gran tamaño deja de lado al privado".
Mostró su recelo ante el incremento de capital planteado por el presidente del BM, Jim Yong Kim, para ampliar los recursos financieros de la primera institución de desarrollo global, con préstamos anuales por encima de los 50.000 millones de dólares
Mnuchin, que participa en la asamblea anual de ambas instituciones que se celebra esta semana en Washington, señaló que "la demanda de capital barato (como los préstamos a bajos intereses del BM) siempre superaran la oferta, por lo que la clave es asegurarse de que esos recursos se aplican donde son más necesitados y pueden alcanzar resultados efectivos y sostenibles".
El secretario del Tesoro pidió un "significativo cambio" en la financiación de manera que se centre en los países más pobres y no en los de medianos ingresos.
Aunque no lo citó por el nombre, EEUU ha expresado su preocupación por el gran volumen de fondos que el BM destina a China, que solo en 2017 recibió más de 2.400 millones para préstamos.
El BM ha ampliado sus proyectos en países de ingresos medios con el argumento de que es fundamental ayudar a estos países en el tránsito hacia economías avanzadas.
"Reconocemos que el BM tiene un papel que jugar entre sus clientes más ricos y solventes, pero a nuestro juicio este papel debería estar centrado en la transferencia de conocimiento, y diseñado para que salgan completamente de la asistencia de los donantes", remarcó Mnuchin.
El presidente estadounidense, Donald Trump, que llegó a la Casa Blanca en enero pasado, ha mostrado explícitamente su escepticismo ante las instituciones multilaterales a las que ha acusado de falta de efectividad, y ha insistido en no dudará en aplicar medidas proteccionistas comerciales para proteger la economía de EEUU.
Esta posición de Washington, principal accionista y contribuyente en el FMI y el BM, supone un giro de 180 grados respecto a las políticas defendidas por el anterior gobierno de Barack Obama (2009-2017).