El Ejecutivo comunitario presentó esta propuesta en enero de 2014, cuando la cartera de Servicios Financieros la ostentaba el actual negociador jefe de la Unión Europea para el Brexit, Michel Barnier.
Bruselas explica en su documento de trabajo para el próximo año que no es previsible que se vaya a alcanzar un acuerdo sobre estas nuevas normas y que las negociaciones no han avanzado desde 2015.
También considera que las razones que justificaban esta propuesta en aras de la estabilidad financiera "han sido abordadas por otras medidas normativas", especialmente tras la entrada en vigor de los componentes de supervisión y de resolución de la unión bancaria.
"El mundo se ha movido desde el momento en el que se presentó la propuesta. Las operaciones de negociación de los grandes bancos son en la actualidad más pequeñas de lo que lo eran antes de la crisis", ha destacado un portavoz del Ejecutivo comunitario.
No obstante, la propuesta de 2014 ya había renunciado a obligar legalmente a las grandes entidades financieras a separar su negocio de inversión en una entidad diferente de las actividades minoristas.
En concreto, el borrador legislativo se limitaba a atribuir a las autoridades de supervisión (el BCE, en el caso de la eurozona) el poder de imponer a los grandes bancos la separación entre sus actividades de separación de depósitos y ciertas actividades de negociación potencialmente arriesgadas, tras un análisis, si consideraba que éstas comprometen la estabilidad financiera.
Sin embargo, las reglas incluían una serie de excepciones que permitían a las entidades esquivar la separación de sus actividades, por ejemplo si podían demostrar a su supervisor que los riesgos podían reducirse con otras medidas.