Pasar de contribuyente a receptor exigiría una caída en el PIB profunda y continuada. ¿Si Cataluña perdiera mucha renta y se empobreciera podría llegar a darse el caso de que pasara a ser receptor neto, pero eso resulta muy improbable, indica Ángel de la Fuente, experto en la materia y autor de las balanzas fiscales elaboradas por Hacienda.

Los cálculos no son fáciles puesto que no depende solo del PIB, sino de muchos otros factores. Las últimas balanzas fiscales publicadas en septiembre de 2017 contienen datos de 2014. En ellas, Hacienda señala que los ingresos totales anuales de Cataluña alcanzan los 70.376 millones, mientras que los gastos suman 66.300 millones.

De estos datos y de un grueso número de variables, indicadores  y parámetros de las CCAA se llega a la conclusión de que el saldo fiscal relativo, es decir los que aporta Cataluña a la solidaridad regional fue de 9.892 millones, menos de la mitad que Madrid (19.205 millones).

Otra de las conclusiones de las balanzas fiscales es que, a medida que mejora la economía y se equilibran las cuentas públicas del Estado, las administraciones más prósperas van recibiendo menos recursos, reducen el número de parados e incrementan sus ingresos fiscales más que el resto. Justo lo contrario a lo que en este momento está ocurriendo en Cataluña, cae el crecimiento de su economía y se reducen sus ingresos fiscales.

Porque el daño ya está hecho: El número de empresas que han trasladado su sede social desde Cataluña a otros puntos de España asciende a 1.302 desde la jornada posterior al referéndum del 1 de octubre hasta el viernes 20 de octubre, según datos del Colegio de Registradores de España. A estas cifras habría que sumar otras, como por ejemplo, el daño al turismo que Exceltur cifra en 1.200 millones, etcétera.

Por el desfase con el que se publica el sistema de cuentas públicas territorializadas (SCPT), el hipotético vuelco en las balanzas fiscales, protagonizado por Cataluña, no se podría evidenciar hasta 2020, año en el que se conocerá la estadística de este ejercicio.

Los cálculos sobre impacto en la economía catalana del proceso independentista apuntan a una desaceleración entre el 9% y el 30%, recuerda Almudena Semur, gerente del Instituto de Estudios Económicos (IEE).

En el argumentario previo a la aplicación del artículo 155 de la Constitución, el Gobierno establecía: una hipotética Cataluña independiente sufriría un empobrecimiento de entre el 25% y el 30%., con una coyuntura económica insostenible y un aislamiento de los flujos financieros de capitales y comerciales.

Semur  recuerda, por ejemplo, lo que pasó en la última crisis española. El PIB se contrajo un 7% y sus efectos fueron: ¿la tasa de paro se multiplicó por cuatro, pasando del 7 al 28%; la deuda pública se triplicó (del 35% al 100% sobre PIB), se incrementaron los impuestos y se recortaron los gastos.

Si trasladamos esos datos a una comunidad autónoma, se podría decir que hubiera dado un vuelco en su posición en las balanzas fiscales.  Es decir, si una caída del PIB del 7% provocase esos efectos en la comunidad catalana podría perfectamente cambiar su posición en las balanzas fiscales.

UN GIGANTE HERIDO

Por el momento, y en el escenario actual, patronales y economistas advierten de un descenso en el crecimiento del PIB catalán entre el 0,7% y el 1,5%. Es decir, si la economía de la región estaba creciendo a un ritmo del 3% (en 2016 fue del 3,6%), puede haberse reducido la mitad, explica Carlos Rivadulla, vicepresidente de los Empresarys de Catalunya. Por su lado David Veredas, profesor de Vlerick Business School, ha comentado que es muy posible caer a un escenario de recesión del -0,2% del PIB.

La economía catalana es una de las más grandes del país. En 2016, su PIB ascendió a 211.915.475 millones de euros, un 18,9% de la de toda España. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el pasado ejercicio el PIB catalán creció un 3,6% en Cataluña, frente al 3,2% de media en España. Sus  exportaciones suponen un 25,6% del total nacional, y sus importaciones un 28,5%. Su sector industrial tiene un peso del 22,7% en el conjunto nacional, y recibe un 24,1% de los turistas extranjeros que llegan al país.