Estas son las principales estimaciones del estudio de coyuntura presentado hoy por la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), que se quedan muy lejos de los picos de 297,7 millones de hectolitros en 2004 y de los 290,1 millones en 2013.
En cuanto al consumo, y en espera de cifras definitivas, la OIV avanzó que en 2017 se situará entre los 240,5 y los 245,8 millones de hectolitros, una horquilla que muestra una estabilidad respecto a los 242 millones de 2016.
En Europa, diversos fenómenos extremos como heladas y sequías han afectado a los tres grandes productores, en primer lugar a Italia, que en 2017 ha visto reducidos sus volúmenes en un 23 % respecto a 2016 hasta 39,3 millones de hectolitros (en 2013 había llegado a 54 millones).
Francia mantiene su segunda posición mundial con 36,7 millones de hectolitros, pese a descender un 19 %, y España vuelve a repetir en la tercera también con un descalabro, en su caso del 15 %, hasta 33,5 millones, bien por debajo de los 45,3 millones de 2013.
Aunque también en el Viejo Continente ha habido incrementos, en Portugal (10 % hasta 6,6 millones de hectolitros), Rumanía (64 % hasta 5,3 millones), Hungría (3 % hasta 2,9 millones) y Austria (23 % hasta 2,4 millones).
En América, Estados Unidos (cuarto productor mundial), pese a una caída del 1 %, se mantiene en un nivel elevado en términos comparativos con 23,3 millones de hectolitros.
La OIV puntualizó que sobre estos datos hay "incertidumbre" ya que las estimaciones del departamento de Agricultura de Estados Unidos son de agosto de 2017, es decir, antes de que se pudieran integrar las consecuencias de los incendios que han afectado a amplias zonas vinícolas de California este mismo mes.
En Sudamérica, destacó el incremento del 25 % de Argentina hasta 11,8 millones de hectolitros, que se explica en parte por las mala cosecha del año anterior (cuando no se llegó al umbral de los 10 millones de hectolitros), que contrastaba con los más de 15 millones logrados en 2013 o 2014.
Chile sufrió un recorte del 6 % a 9,5 millones de hectolitros, mientras la producción de Brasil se disparó un 169 % hasta 3,4 millones tras el desastroso ejercicio de 2016 de los 1,3 millones.