Previamente, el BCE decidió reducir los estímulos monetarios en la zona del euro a la mitad (30.000 millones de euros mensuales) y extenderlos durante nueve meses más, hasta finales de septiembre de 2018, además de mantener los tipos de interés en el mínimo histórico del 0 %.
Draghi destacó que las presiones sobre los precios están contenidas y que los estímulos monetarios son necesarios para que suba la inflación hasta su objetivo, "algo por debajo del 2 %".
"La recalibración de nuestras compras de activos refleja el aumento de la confianza en la convergencia gradual de las tasas de inflación hacia nuestro objetivo", porque "la expansión económica es cada vez más robusta y amplia", según Draghi.
El presidente del BCE explicó que los miembros del Consejo de Gobierno son optimistas respecto a la recuperación económica de la zona del euro, pero no tanto respecto a la inflación.
La inflación general de la zona del euro está ahora en el 1,5 % y la subyacente, que descuenta los elementos más volátiles como la energía y los alimentos frescos, está en el 1,1 %.
La inflación general seguirá en el nivel actual hasta finales de año y se desacelerará a comienzos de 2018, según los pronósticos de del banco europeo.
Pese a reducir los estímulos monetarios, el BCE va a reinvertir el principal de los bonos adquiridos que vayan venciendo "durante un período prolongado tras el final de sus compras netas de activos y, en todo caso, mientras sea necesario".
Draghi agregó que no hay un vínculo con los tipos de interés en esa decisión, para no dejar entrever cuándo el BCE comenzará a subir los tipos de interés de nuevo.
El BCE sigue los pasos de la Reserva Federal (Fed), que también reinvierte el principal de los bonos adquiridos.
La entidad monetaria europea también va a seguir prestando a los bancos semanalmente y a tres meses, a un tipo de interés fijo, que ahora está en el 0 %, y todo lo que soliciten hasta finales de 2019.