Después de que más de 1.900 empresas hayan abandonado su sede social en la región desde el referéndum de independencia del 1 de octubre de 2017, la inestabilidad que conllevaría una secesión se sentiría en la solvencia de activos financieros estructurados, al dañar a la capacidad de devolución de las deudas de los hogares y las pequeñas y medianas empresas, según el informe.
"Cualquier cambio en el riesgo soberano afectaría adversamente a la calidad crediticia de las operaciones financieras estructuradas", dijo Antonio Tena, vicepresidente y analista senior de Moody's.
Según la agencia, los catalanes tendrían dificultades para seguir pagando sus deudas en el improbable caso de una independencia, una situación que afectaría más a las pequeñas y medianas empresas que a los hogares dadas sus necesidades financieras a corto plazo y su dependencia de sectores económicos vinculados al consumo.
"Es probable un deterioro en el perfil crediticio de estas empresas pequeñas y medianas en el caso de una independencia, dada la importancia de las ventas a otras regiones en España, pese a las crecientes exportaciones", señaló Ángel Jiménez, analista de Moody's.
En caso de una independencia en Cataluña, Moody's destaca que la región perdería el "extraordinario" apoyo que recibe desde Madrid.
En cuanto a los valores respaldados por hipotecas residenciales (RMBS), Moody's avisa de que una bajada del precio de la vivienda como resultado de la menor demanda y el exceso de oferta aumentaría las pérdidas debido a la creciente morosidad.