Vivimos otro momento histórico para endeudarnos. Si la entidad financiera tiene a bien prestar el dinero, los tipos tanto variables como fijos son los más bajos que se han visto nunca. Ahora, con el Euribor en negativo solo se paga el diferencial que se fija, en el caso de las variables, y ya son frecuentes las hipotecas a tipo fijo al 2% de interés.
Tanto en el caso de que se opte por la hipoteca variable como por la fija hay que tener en cuenta que es una operación a larguísimo plazo y que pueden ocurrir muchas cosas y no fijarse en la coyuntura de tipos negativos que, previsiblemente, ya no durarán mucho más tiempo.
Sin aplicar diferenciales, el tipo medio del Euríbor desde su creación en 1999 es el 2,35%, aunque este dato tan favorable (ahora tenemos el Euribor en negativo) no ha sido un camino llano, sino plagado de subidas y bajadas. En enero de 1999, el Euríbor se situaba en el 3% y llegó a su punto más alto en 2008 cuanto alcanzó el 4,48%. Desde este año no hizo más que caer hasta los niveles negativos actuales en esta referencia del mercado interbancario, claramente dopado por la barra libre del Banco Central Europeo (BCE).
Desde 2003 a 2006 el índice más usado para las hipotecas a tipo variable bajó del 3% y en 2007 con la llegada de la crisis subprime alcanzó hasta el 5%. En estos periodos cambiantes, los tipos fijos, salvo momentos excepcionales se situaron por también por encima de ese 5%.
Con un producto tan a largo plazo y aunque la nueva Ley Hipotecaria facilita el paso de hipotecas variables a fijas, la referencia de casi 20 años del Euríbor en el 2,35% es significativa para que el solicitante de una hipoteca pueda plantearse algún producto que la garantice también durante 20 años un tipo aún inferior.