Tras el cierre de la sesión, el Dow Jones subió un 1,09 % y acabó en 23.836,71 puntos, el S&P 500 progresó un 0,99 % hasta 2.627,05 enteros y el índice Nasdaq avanzó un 0,49 % hasta 6.912,36 unidades, los tres en niveles nunca vistos.

Los operadores en el parqué neoyorquino apostaron decididamente por las compras en una sesión que estuvo marcada por el buen sabor de boca que dejaron las ventas del "ciberlunes", que superaron los 6.500 millones de dólares, según datos de Adobe Digital Insights.

Los inversores también estuvieron pendientes de la audiencia de confirmación en el Senado de Jerome Powell, el hombre nombrado por el presidente estadounidense, Donald Trump, para presidir la Reserva Federal (Fed) en sustitución de Janet Yellen.

Powell, de 64 años y miembro de la Junta de Gobernadores desde 2012, aseguró ante los senadores que espera que los tipos de interés "suban algo más", en lo que supone un respaldo de la política monetaria actual del banco central.

Además, los mercados esperan que esta misma semana el Senado someta finalmente a votación su proyecto de ley de reforma fiscal, de tal manera que se podrían cumplir los plazos para que Trump lo firme antes de que termine el año.

Todos los sectores en Wall Street cerraron con ganancias, entre los que destacaron el financiero (1,29 %), el industrial (1,18 %), el energético (0,67 %), el de materias primas (0,67 %), el sanitario (0,67 %) o el tecnológico (0,11 %).

JPMorgan (2,13 %) lideró las ganancias entre la gran mayoría de los treinta valores del Dow Jones, por delante de Verizon (2,43 %), Cisco Systems (2,33 %), American Express (1,94 %), Goldman Sachs (1,86 %), Travelers (1,86 %) o General Electric (1.77 %).

También subieron más de un punto porcentual UnitedHealth (1,72 %), Johnson & Johnson (1,39 %), Home Depot (1,38 %), McDonald's (1,37 %), Caterpillar (1,30 %) y Microsoft (1,20 %), mientras que solo bajaron Apple (-0,59 %), Coca-Cola (-0,15 %) y Nike (-0,08 %).

Al cierre de la sesión bursátil, el petróleo de Texas bajaba a 57,90 dólares, el oro cedía a 1.297,2 dólares la onza, la rentabilidad de la deuda pública a diez años progresaba al 2,328 % y el dólar ganaba terreno ante el euro, que se cambiaba a 1,1845 dólares.