Las firmas que proporcionan en una escala significativa estos servicios -especialmente relevantes desde el punto de vista prudencial-- pueden ser importantes para la estabilidad financiera, dado que estas actividades conllevan riesgo de crédito.

El Ejecutivo comunitario ha propuesto una modificación normativa para adaptar los requisitos de capital aplicados a la banca y las instituciones de crédito a los fondos de inversión en función de su perfil de riesgo y su modelo de negocio -es decir, su tamaño, complejidad y naturaleza_a fin de garantizar que no comprometen la estabilidad financiera.

Así, propone tratar a las grandes firmas de inversión sistémicas, que pueden comprometer la estabilidad financiera, como instituciones de crédito y aplicarles los mismos requisitos de capital que a la banca y ponerlas bajo la supervisión directa el Mecanismo Único de Supervisión del BCE.

Se aplicarían los mismos requisitos de capital que a la banca a los fondos de inversión sistémicos con una cartera de activos superior a los 30.000 millones de euros y que proporcionen servicios de suscripción y operen por cuenta propia y estarán bajo supervisión directa del BCE.

En el caso de los fondos de inversión que son sistémicos y no plantean un riesgo para la estabilidad financiera, en la práctica la mayoría, el Ejecutivo comunitario propone aplicarles nuevas normas prudenciales, más simples y menos estrictas.

Estos se dividirán en dos grupos, de acuerdo con la propuesta normativa que ha presentado este miércoles el vicepresidente de la Comisión Europea responsable del Euro y la Estabilidad Financiera, Valdis Dombrovskis.

En el caso de los fondos más pequeños y que plantean menos riesgos, la Comisión plantea aplicarles normas prudenciales más simples y menos estrictas y no someterles a ningún requisito adicional sobre gobernanza corporativa o remuneración.

En el caso de fondos de inversión con una cartera de activos superior a los 1.200 millones de euros, que gestionan transacciones mínimas diarias de 100 millones con acciones o 1.000 millones con derivados para clientes, tienen un balance superior a los 100 millones, un ingreso bruto superior a los 30 millones o se exponen a riesgos por operar con instrumentos financieros, Bruselas también plantea aplicarles normas más simples a partir de un nuevo método para calcular el riesgo que asumen, en función de su modelo de negocio.