1. POLÍTICAS MONETARIAS

El primer riesgo provendría de los bancos centrales, especialmente de la Reserva Federal, que se prevé que suba los tipos de interés como mínimo dos veces en 2018, dado el sólido crecimiento económico. Pero si las alzas de tipos de la Fed fueran demasiado agresivas bajo su nuevo presidente, otros bancos centrales podrían verse obligados a su vez a endurecer más sus políticas para no quedar excesivamente por detrás, lo que podría resultar en una restricción monetaria global que frenaría el crecimiento mundial sincronizado. Este escenario sería desfavorable tanto para la renta variable como para la renta fija y también podría apreciar al dólar estadounidense, ejerciendo presión sobre los mercados emergentes y los precios de las materias primas.

2. CRISIS DE LA OFERTA DEL PETRÓLEO

La expansión económica actual se ha conseguido en parte gracias al aumento constante de la deuda pública y privada. Mientras que el sistema bancario y los balances corporativos son más sólidos de lo que eran antes de la crisis financiera de 2007-2008, una crisis crediticia desencadenada por una espiral de impagos es un factor de riesgo a tener en cuenta. Los temores sobre un aumento excesivo del crédito giran en torno a China. Las autoridades del país han logrado reducir la tasa de crecimiento, pero sigue siendo elevada. El incremento de la deuda está estrechamente asociado al encarecimiento de los activos del mercado inmobiliario chino, y el peso del sector financiero en el PIB chino se ha más que triplicado en los últimos 20 años hasta el 16% actual. La solidez económica de China ha sido un factor clave del fuerte crecimiento de los mercados emergentes durante este año, los cuales serían muy vulnerables a un giro del mercado chino, que afectaría a su vez a los mercados desarrollados. La renta variable y la deuda corporativa se verían afectadas, mientras que la deuda pública de mercados desarrollados y los activos refugio como el oro y el yen japonés podrían beneficiarse de la situación.

3. BURBUJAS DE CRÉDITO

En los últimos años, la producción de crudo en los Estados Unidos ha mantenido la cotización del petróleo bajo control, aumentando la producción global cada vez que la OPEP reducía la suya, creando un techo para los precios que ha prevenido un alza de la inflación inducida por la energía. No obstante, una crisis geopolítica en la producción lo suficientemente amplia como para contrarrestar la capacidad de los Estados Unidos de cubrir la oferta podría hacer subir los precios en poco tiempo, frenando así la economía mundial. Esto afectaría tanto al segmento de crédito (excepto los bonos relacionados con la energía) como a los mercados de renta variable.

4. GEOPOLÍTICA

Durante el año 2017, los mercados financieros han ignorado los problemas geopolíticos, como la creciente tensión entre Corea del Norte y Estados Unidos, la cual no ha impactado de forma prolongada el comportamiento del mercado de renta variable. No obstante, podría darse un punto de inflexión: si los mercados empiezan a creer que un aumento de las tensiones puede derivar en una guerra, esto afectaría de forma inmediata a todas las clases de activos de riesgo, con la única excepción de algunos activos refugio como el oro. No obstante, otros activos refugio como el yen podrían no resultar inmunes, dado que el propio Japón podría verse amenazado por el alcance de los misiles norcoreanos. De la misma forma, podrían producirse crisis geopolíticas en otros lugares.