En los encuentros entre el 12 y el 13 de diciembre, la Fed optó por elevar los tipos de interés un cuarto de punto porcentual hasta el margen de 1,25 % y 1,50 %.
También revisó al alza sus previsiones de crecimiento para 2017, pasando del 2,4 % del producto interior bruto (PIB) anticipado en septiembre al 2,5; y de 2018, alcanzando el 2,5 % frente al 2,1 de tres meses atrás.
Ambas decisiones se vieron auspiciadas por la inminente aprobación de la reforma fiscal abanderada por el presidente, Donald Trump, que finalmente se aprobaría una semana después en el Congreso de manera definitiva.
"La mayoría de los participantes indicaron que las perspectivas de cambios en la política federal de impuestos fueron un factor que lideró el aumento de las proyecciones del crecimiento del PIB sobre los dos próximos años", reza el acta.
En el escrito se recoge este motivo y se argumenta que su importancia se debe a "la percepción de los inversores de un incremento en las posibilidades de aprobar la legislación federal fiscal, con el consiguiente potencial aumento de los ingresos corporativos".
El 20 de diciembre, una semana después de que tuviera lugar el pronunciamiento de la Reserva, el Partido Republicano hizo valer sus mayorías en ambas cámaras legislativas -Senado y Cámara de Representantes- para terminar aprobando una de las grandes apuestas de Trump en su primer año al frente de la Casa Blanca.
"El mercado laboral ha continuado fortaleciéndose y la actividad económica ha estado creciendo a una tasa sólida", indicó tras la reunión el comunicado del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), órgano de la Fed que dirige la política monetaria.
La tasa de desempleo cerró noviembre en EEUU en el 4,1 %, en niveles próximos al pleno empleo.
En la reunión también se indicó que la inflación continuará por debajo del 2 % anual, pero que se estabilizará cerca de esa meta.
Esta proyección no contentó a todos los miembros, y por primera vez en un año contó con dos votos en contra: los del gobernador de la Fed de Mineápolis, Neel Kashkari, y el de Chicago, Charles Evans. EFECOM
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