Las casas de inversión lo tienen claro en sus perspectivas para este 2018 que acaba de empezar: el gran reto del año lo tienen los bancos centrales. En sus manos está el ir deshaciendo los estímulos de los últimos años al ritmo adecuado para no alimentar una burbuja artificial en el mercado sin provocar tampoco un cataclismo en los mismos. Al Banco Central Europeo (BCE) aún le queda mucho camino por recorrer, más aún al Banco de Japón y el Banco de Inglaterra ahora lidia con los embates del Brexit. Todas las miradas están puestas en la Reserva Federal de EEUU, donde a más tardar en los primeros días de febrero se acaba el mandato de Yellen, su presidenta desde 2014.

Este relevo, frente a la continuidad que -salvo sorpresas- se dará en el resto de grandes bancos centrales del mundo, es lo que hace que analistas, gestores e inversores muestren una mayor preocupación por lo que ocurrirá en EEUU. Hasta el momento, Jerome Powell se ha decantado por seguir la estela de su predecesora, pero la entrada en juego de la reforma fiscal de la administración Trump amenaza con complicar los cálculos a su elegido para la Fed y aumentar las probabilidades de un error de maniobra que podría tener graves consecuencias a tenor de la actual foto de los mercados financieros.

¿Todo va bien porque la economía crece, pero siguen los riesgos y la fragilidad de fondo podría aflorar¿, explica Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4 Banco y expresidente del Instituto Español de Analistas Financieros (IEAF). La clave para que estos riesgos se sigan capeando o impacten con dureza contra los mercados está en ¿el fin de un ciclo monetario excepcional que ha cambiado la política económica y la propia economía, que dentro de unos años se estudiará¿ y cuyo desenlace es, de momento, solo teórico. El experto señala que ¿la oferta neta de emisión de bonos de EEUU, Japón y la Eurozona será superior al volumen de compras de sus respectivos bancos centrales por primera vez en cuatro años¿. Un tiempo que coincide con el que Yellen ha ocupado el más alto cargo de una Fed que hasta su llegada solo se había preocupado de lanzar medias expansivas una tras otra bajo el mando de su antecesor, Ben Bernanke.

La impresión es compartida por el grueso de la comunidad inversora. Desde Saxo Bank, su jefe de análisis macroeconómico Christopher Dembik, señala sin rodeos ¿2018 es ciertamente la ocasión más favorable para la explosión de una burbuja desde 2007¿ y que el riesgo engordará conforme avance el año y se hayan producido más subidas de tipos en EEUU y el BCE haya frenado sus inyecciones de liquidez. A la otra orilla del Atlántico se le suma también la celebración de las elecciones de mitad de mandato, donde los sondeos más adelantados reflejan una situación mucho menos cómoda para la ya escasa libertad de movimientos del equipo de Trump.

El presidente de la Bolsa española lo advertía también en su discurso de balance anual de hace unas semanas. Antonio Zoido reconocía que los máximos históricos encadenados de Wall Street ¿suscitan cautelas sobre sostenibilidad¿. Allí, el Dow Jones ha estrenado el año por encima de los insólitos 25.000 puntos, incluso ¿a pesar del sesgo restrictivo que va tomando la política monetaria de la Reserva Federal¿, como señalaba el primer ejecutivo de BME.

Desde la gestora de Banco Santander apuntan que ¿el foco a vigilar en la economía norteamericana está en la evolución de los precios, y más concretamente en la inflación subyacente. La trayectoria bajista dibujada por costes laborales unitarios y los precios de algunas categorías de bienes hacen que la entidad española se plantee si la Fed va a ser capaz de cumplir con las tres subidas que proyectaba Yellen y que parece haber recogido Powell. La última de ellas será la más decisiva, señalan y coinciden en el diagnóstico con buena parte de sus colegas analistas.

Los gestores también lo tienen claro: la Fed tiene la llave de la calma o la tempestad. La Encuesta Global de Gestores de Bank of America - Merill Lynch señala en su última entrega mensual que un error en la aplicación de políticas monetarias de la Fed o el BCE es el mayor riesgo para la economía y los mercados mundiales. Lo señalan un 23% neto de los encuestados por el mayor sondeo global de estas características. El segundo puesto es para un reventón del mercado mundial de bonos, señalado por un 15% neto de los preguntados y que está además estrechamente relacionado con el primer temor.

Estos miedos se aderezan con el hecho de que un 45% de los gestores del estudio consideran que las acciones están actualmente sobrevaloradas, un porcentaje récord en el último trimestre. La llamada a la calma vuelve a tener el nombre de la reforma fiscal, que de aplicarse como se ha anunciado, prevén que ayude a mantener el rumbo alcista de acciones y bonos en una relación de dos tercios. Solo un 3% considera que la medida estrella con la que Trump llegaba a la Casa Blanca hace un año.

La aseguradora especializada en crédito al comercio exterior, Crédito y Caución, resume este sentimiento del mercado en un deber para los vigilantes de la economía mundial: ¿No hay tiempo para la complacencia¿. Así titula la firma del Grupo Catalana Occidente su informe de perspectivas globales, donde señala que un error del equipo de Powell es, sin discusión, el riesgo más probable y también de peores consecuencias para la economía mundial.

No obstante, se señala que el escenario de referencia contempla ¿una política de ajuste bien guiada y bien dirigida [¿], que esencialmente siga el enfoque actual¿. La euforia por una frenada de estímulos que funcione según lo previsto podría desembocar, según sus analistas, en ¿un análisis económico menos cuidadoso¿ que sobrestimulase la economía estadounidense y dificultase la diversificación de los flujos de capital hacia mercados emergentes, lo que provocaría que ¿las empresas, los hogares y los gobiernos en todo el mundo se enfrentasen con costos financieros más altos¿.

 

MESTER DE LA FED PREVÉ CUATRO SUBIDAS DE TIPOS EN 2018