En su decisión, que llevó la calificación de Brasil tres escalones por debajo del grado de inversión, S&P pasó la perspectiva de la nota crediticia del gigante sudamericano a estable desde negativo.
"Pese a varios avances en políticas del Gobierno de (el presidente Michel) Temer, Brasil tuvo un progreso más lento que el esperado en la implementación de legislación significativa para corregir a tiempo una deficiencia fiscal estructural y el crecimiento de los niveles de deuda", dijo S&P en su comunicado.
El Gobierno de Temer busca aprobar una impopular reforma del sistema de pensiones, que quedó pospuesta para febrero debido a que no logró el respaldo parlamentario requerido el año pasado.
Una aprobación parece complicada este año debido a los comicios locales. Los legisladores que buscan la reelección en el Congreso están preocupados por el enojo que pueda generar en sus votantes que el proyecto se convierta en ley.
La reforma, que busca reducir los costes del sistema de pensiones de Brasil, es considerada vital para los esfuerzos de Temer de mantener controlado el déficit presupuestario.
El Ministerio de Hacienda de Brasil dijo que la decisión de S&P resalta la necesidad y urgencia de la aprobación de las propuestas de consolidación de las cuentas públicas por parte del Congreso, entre ellas la reforma al sistema de jubilaciones.
Moody's Investors Service tiene una nota para Brasil de "Ba2", mientras que Fitch Ratings califica la deuda del país en "BB", ambas dos escalones dentro del territorio especulativo.
"Es un acontecimiento negativo, pero era esperado, particularmente después de que la reforma de las pensiones fuese retrasada. No es una noticia nueva para el mercado", dijo a Reuters el economista de Goldman Sachs, Alberto Ramos, por teléfono.