Ángel Gómez
El parqué neoyorquino tuvo hoy una sesión de lujo, con un triple récord en sus principales indicadores, el séptimo en lo que va de año. Y si se tiene en cuenta que hasta ahora ha habido sólo once sesiones bursátiles, puede llegar a ser un récord de récords.
Hoy subieron todos, o casi todos. Pero aunque haya habido tropiezos, el mercado bursátil está seguro en su tendencia al alza.
Fue una semana más de resultados empresariales, la actividad que más mueve al mercado y que, de momento, no hay ido mal.
Cálculos de expertos indican que de las firmas incluidas en el selectivo S&P 500, el 78 % ha presentado unos resultados trimestrales mejores de lo que se esperaba, y de ahí el optimismo.
Pero también hubo tropiezos notables, como el de Goldman Sachs, el primer grupo de banca de inversión e institucional de Estados Unidos, que retrocedió un 1,86 % porque sus ingresos del último trimestre estuvieron por debajo de lo esperado.
También retrocedió Bank of America, el segundo banco comercial del país, por una razón parecida.
Y la firma que más retrocedió fue General Electric, un día después de que anunciara una revisión contable por el lastre que todavía tiene pendiente de su división financiera, GE Capital, de la que está desprendiéndose paulatinamente.
Si para el Dow Jones, que acabó con un avance del 1,25 %, fue la mejor jornada desde noviembre pasado, para el selectivo S&P 500 este miércoles fue la sesión mejor desde septiembre pasado. De hecho, acabó por primera vez por encima de los 2.800 puntos.
En el fondo, hoy se siguió con el impulso que se viene arrastrando desde el año pasado.
Existe preocupación, no obstante, por la posibilidad de que este inicio del año quede amargado si no hay acuerdo para la renovación del presupuesto y tengan que cerrar las oficinas federales si no hay consenso antes del sábado.
Eso puede servir como excusa para quienes piensan que el precio de las acciones está muy alto, y que en algún momento tiene que haber una corrección.