Mientras el ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont nos retrotrae al aislacionismo del franquismo desde Copenhaguen y destaca nuestra debilidad ante el separatismo, los mercados financieros hacen caso omiso y celebran una fiesta con la deuda pública española.
Realmente, no han cambiado muchas cosas en el día de hoy. La deuda pública sigue, como en los últimos años, tonteando con el cien por cien del Producto Interior Bruto y estamos a la espera de haber si cumplimos el déficit público pactado con Europa después de sonoros fracasos durante los últimos años.
Nuestra economía está creciendo entre los primeros países de Europa con más protagonismo de las exportaciones pero seguimos liderando las tasas de paro junto con Grecia y, además, aparecemos como uno de los países en los que la recuperación económica ha sido más desigual.
Argumentos que difícilmente consiguen explicar esta euforia sobre la deuda española que ya se erige como una de las más seguras de Europa y eso pese a tener danzando fuera de nuestras fronteras un prófugo que hace unos meses presidía la Comunidad Autonóma más rica del país y que ha quedado segundo en las recientes elecciones del 21 de diciembre del pasado año.
El Tesoro Público ha hecho una emisión sindicada por 10.000 millones de euros y los inversores están dispuestos a poner 45.000 millones en comprar deuda española. Algo nunca visto. "Hoy el Tesoro Público ha llevado a cabo una sindicación de un bono a diez años. Se ha conseguido el máximo histórico desde el punto de vista de la demanda: 45.000 millones de euros. Nunca habíamos tenido tanta demanda para un bono sindicado", ha asegurado el titular de Economía tras participar en la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin), tal y como recoge Europa Press.
La otra gran noticia es la caída de la prima de la deuda española que se ha situado en 78 puntos básicos y nos coloca entre los países más apreciados por los inversores. El bono español se coloca en el 1,34%, frente al alemán que está en el 0,56%. Una resta que nos hace más fiables para los mercados que Italia o Portugal que soportan primas de riesgo de 133 y 111 puntos básicos, respectivamente. Y, por supuesto, que estamos muy lejos de los 322 puntos básicos que se exige al bono griego al mismo periodo de 10 años.
Y, por último, en esta celebración de la confianza en la deuda española, el ministro de Economía se ha permitido despedir a los cortesanos internacionales encargados de calificar nuestra deuda. El tono y las palabras del ministro son elocuentes de por dónde van los tiros de esta decisión que no obedece a un recorte de costes para el Erario. Un mensaje que confunde pero que está expresado con toda la convicción: "Todas las agencias de rating van a valorar la deuda española y, de algún modo, esto no es un tema de ahorro de costes, es que la deuda española es tan relevante que yo creo que no se necesita lógicamente pagar a ninguna agencia de rating", dijo el ministro en una rueda de prensa al término del consejo de ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea.
Pues amén, y que sigan días tan buenos que repercutirán en una financiación más barata para el conjunto de la economía española y, sobre todo, de las empresas. Seguro que sin el problema catalán y con Puigdemont tranquilo, tendríamos aún más baja la prima.
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