Tiene mucho de mimetismo y responde a una situación excepcional como la actual donde el problema del separatismo catalán se erige como el mayor desafío de nuestra Democracia, según las recientes palabras del Rey Felipe VI. Cataluña pasó de ser una Comunidad Autónoma más con sus distintas alternativas política a emerger como un frente entre separatistas y constitucionalistas.
De ahí, paradojas tan repetidas como la coincidencia de la antisistema CUP con la siempre burguesa Junts Per Catalunya (antigua Convergencia i Unio) y en ese mismo frente Esquerra Republicana. Su visión de la sociedad, sus estrategias económicas, incluso las creencias morales o religiosas pasaron directamente a un segundo plano. El único objetivo en este modelo frentista era la independencia de Cataluña y compartían y comparten ese ideal los antisistema que hacía huir por patas no hace muchos años a Artur Mas en las cercanías del Parlament.
Incluso compañeros separatistas de otras regiones de España que utilizaron la brutalidad y el asesinato para imponer sus criterios son paseados como hermanos en tierras donde sembraron la muerte. Situaciones imposibles de concebir hace solo unos pocos años.
Este profundo cambio en Cataluña tendrá, a mi modo de ver, sus consecuencias sobre la política española. El tema catalán se ha convertido en el principal debate político y deja menos tiempo a la discusión sobre otros problemas de la realidad de los españoles. Es difícil hablar de otras cosas distintas y el legislativo se encuentra paralizado por el desafío catalán en un parlamento complicado para conseguir mayorías.
Pero del mismo modo que en Cataluña se despreciaron las ideologías políticas a favor de la causa independentista, creo que un importante número de españoles van a poner al frente como única ideología a España, su unidad. Puede que empiece a importar menos la política de pensiones, empleo, salarios, etcétera.
El partido político que a nivel nacional convenza de que es la mejor garantía para una España unida será, casi seguro, el que mayor número de votos reciba. En cierta forma, lo ocurrido con la victoria infructuosa de Ciudadanos e Inés Arrimadas en tierras catalanas respondió al mismo patrón. Y me da que éste puede volver a ser decisivo en la próxima cita electoral. Ni izquierdas, ni derechas, ni centro¿ simplemente, España.