El gobierno estadounidense de Donald Trump ha dicho que quiere nivelar las condiciones de juego en los mercados energéticos ofreciendo gas estadounidense a Europa y Asia con el argumento de que es necesario rebajar el poder de distorsión que tienen actores como Rusia y la OPEP.
Los suministros de gas ruso a Europa se han politizado cada vez más desde que Moscú cerró el grifo a Ucrania la pasada década en medio de disputas de precios y después de que Rusia se anexionase la península ucraniana de Crimea en 2014.
Occidente ha acusado a Rusia de emplear el gas como arma política, mientras Moscú culpa a Occidente de bloquear sus nuevos proyectos de gasoductos por razones políticas y no económicas.
La advertencia sobre una escasez de oferta se produce en momentos en que Gazprom se prepara para comenzar entregas de gran envergadura a China, iniciativa que recuerda la estrategia petrolera de Rusia con la que Moscú se convirtió en un importante proveedor de Pekín a expensas de Europa.
El vicepresidente del comité de dirección de Gazprom, Alexander Medvedev, dijo que la compañía tendría suficiente suministro para Europa y Asia, pero que era hora de que Europa decida dónde va obtener el gas porque la demanda está subiendo y la producción se está reduciendo.
"Los cálculos de Europa fueron completamente erróneos cuando asumieron que no necesitarían mucho más gas adicional y que, de hacerlo, podrían abastecerse fuera de Rusia", dijo Medvedev, que se encarga de las exportaciones de la principal productora y exportadora de gas del mundo.
A pesar de las reiteradas advertencias de Europa sobre su dependencia del gas ruso, las exportaciones de Gazprom a Europa aumentaron un 8 por ciento el año pasado a un máximo histórico de 194 bcm (miles de millones de metros cúbicos) por una mayor demanda y unos precios más bajos, suponiendo un porcentaje récord del 35 por ciento en del suministro total europeo.
Medvedev dijo que esta cuota podría superar el 40 por ciento a medida que vaya aumentando la demanda de gas en Europa, cayendo la producción en Holanda y Reino Unido y desacelerándose la producción de Noruega a partir de 2025. Los suministros estadounidenses seguirán siendo modestos, caros y principalmente irán a Asia.
"Muchos analistas serios les presentarán un modelo mostrando que Europa pronto se enfrentará una importante escasez de gas y a, lo que es peor, un fuerte incremento en los precios", dijo Medvedev.
Sin embargo, algunos analistas consideran que el mercado global de gas natural licuado (GNL) sufre de un exceso de oferta, coyuntura que se mantendrá en los próximos cinco o seis años, y que la demanda de gas natural se ha desacelerado en Europa por las medidas de eficiencia energética y el mayor uso de las energías renovables.