Los autores del estudio (Julio López-Laborda, Carmen Marín-González y Jorge Onrrubia) concluyen que la renta disponible de los hogares formados por una persona mayor de 65 años pasó de 18.628 euros anuales en 2007 a 18.784 euros en 2013, así como la renta de los hogares formados por una pareja sin hijos en los que, al menos uno de ellos, es mayor de 65 años, cuya renta pasó de los 29.461 euros en 2007 a 29.559 euros en 2013.

Estos son los únicos hogares en los que la renta se mantuvo estable o con ligeros aumentos y no cayó durante los años de la recesión económica, en contraste con la renta de los hogares unifamiliares formados por un adulto menor de 30 años, que vieron cómo en estos años su renta disponible bajó un 35,2%, desde los 16.346 euros en 2007 a los 10.585 euros en 2013, la mayor caída de todos los tipos de familias.

Según los autores del estudio, los ligeros aumentos de la renta media de los hogares formados por jubilados entre 2007 y 2013 no se debieron a la revalorización de las pensiones, que legalmente no se produjo, sino fundamentalmente al aumento de las pensiones medias con las que los nuevos pensionistas entraban en el sistema.

PENSIONES PÚBLICAS, MECANISMO DE GARANTÍA

Por ello, afirman que estos datos permiten sostener que el sistema público de pensiones ha funcionado en España durante la etapa de la crisis como un "mecanismo de garantía de ingresos", impidiendo que los hogares que dependían de esta fuente hayan visto mermada, en media, su renta disponible.

En el otro extremo, la importante destrucción de empleo en esos años afectó fundamentalmente a los hogares de los menores de 30 años, que fueron los que mayor renta disponible perdieron esos años, aunque la recuperación de renta entre 2013 y 2015 para estos hogares también ha sido la mayor (+26,3%), mientras que en el caso de los jubilados se ha mantenido estable en este periodo.

Tras estas familias, la segunda mayor caída de renta durante la crisis se ha producido también en hogares unipersonales, pero con edades entre 30 y 64 años, que han perdido un 20% de su renta, siendo sin embargo modesto el porcentaje de recuperación de ingresos a partir de 2013 (apenas un 4,3%).

En promedio, el análisis de Fedea, que se ha realizado a partir de una fusión estadística entre la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) y la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV), concluye que la renta disponible de los hogares cayó entre 2007 y 2013 un 17,5% de media, porcentaje que se suaviza al 15,5% al extender el periodo hasta 2015, coincidiendo con los primeros años de la recuperación económica.

LA TASA DE AHORRO SE MULTIPLICA POR TRES

Al tiempo que la renta disponible disminuía, también en términos agregados, los hogares españoles aumentaron su nivel de ahorro entre 2007 y 2015. La tasa de ahorro bruto, expresada como porcentaje de la renta disponible (antes de amortizar préstamos destinados a financiar la vivienda habitual) se multiplicó por tres, pasando del 4,9% en 2007 al 15,2% en 2013 y al 15,4% en 2015.

Este espectacular aumento, según el estudio, ha sido consecuencia fundamentalmente de la fuerte reducción experimentada por el consumo durante esos años (-24,7%), especialmente en bienes duraderos (-51,5%).

Los autores del estudio precisan que el crecimiento de las tasas de ahorro durante la etapa de recesión seguramente ha venido impulsado por "motivos de precaución" ante el fuerte deterioro de las rentas y las negativas expectativas económicas a las que se han enfrentado los hogares en estos años. En la etapa de recuperación contemplada en el trabajo, parece que este cambio en la tasa de ahorro se ha visto consolidado, si bien el estudio destaca que habrá que esperar a disponer de algún año más de la serie para confirmarlo.

Por deciles de renta, el aumento de las tasas de ahorro se ha producido para todos los deciles, salvo el primero (la menor renta), y para todos los tipos de hogares. Los hogares con una mayor tasa de ahorro durante el período han sido los incluidos en la categoría de 'otros hogares', mayoritariamente formados por parejas que conviven con descendientes no dependientes o con ascendientes (un 19,2% de tasa de ahorro bruto en 2015), así como los hogares formados por una pareja sin hijos con al menos un miembro mayor de 65 años (18,6% en 2015), que son los que experimentan un mayor crecimiento de su renta disponible media entre 2007 y 2015.

En el otro extremo, los hogares con una menor tasa de ahorro bruto (del -11,5% en 2015) son los integrados por una persona menor de 30 años, que son los más pobres, y las familias monoparentales con al menos un hijo a cargo, que logran revertir su tasa de desahorro de 2007, convirtiéndola en una tasa de ahorro bruta positiva del4% en 2015.

Asimismo, los hogares cuya renta proviene mayoritariamente de salarios, del beneficio empresarial o de pensiones tienen tasas de ahorro positivas en los tres años de referencia considerados en el trabajo (2007, 2013 y 2015).