En un discurso por videoconferencia en Edimburgo, Carney destacó que el uso del dinero digital suscita "problemas sobre la protección de los consumidores e inversores, la integridad del mercado, el lavado de dinero, la financiación del terrorismo, la evasión fiscal y de controles de capital y las sanciones internacionales".
Se refirió también a la volatilidad del valor del dinero digital cuyo éxito, dijo, depende en parte de "encontrar al más tonto".
"Los precios de muchas criptomonedas han mostrado las características clásicas de las burbujas, incluidas las justificaciones del nuevo paradigma, haciendo crecer el entusiasmo de los minoristas y las expectativas de subidas de precios y que dependen en parte de encontrarse con el más tonto", señaló.
Las palabras de Carney, que recalcó que el dinero digital no supone un riesgo para la estabilidad del sistema financiero, llegan en un momento en que los servicios financieros están divididos sobre los beneficios de las monedas digitales, cuya naturaleza volátil ha provocado que su valor aumente y descienda en los últimos meses.
Por ejemplo, el valor del popular bitcóin aumentó de 1.000 dólares (813 euros) a casi 20.000 (16.200 euros) en 2017, pero se ha reducido a la mitad en lo que va de año y actualmente se cotiza a alrededor de 11.000 dólares (8.900 euros), según de la plataforma especializada Coindesk.
En este sentido, el gobernador apuntó que la volatilidad media de las 10 principales criptomonedas por capitalización bursátil fue "más de 25 veces la del mercado de valores estadounidense en 2017".
Carney sostuvo que los organismos de vigilancia del Reino Unido quieren asegurar que las empresas del mercado de activos criptográficos se adhieren a los mismos estándares regulatorios que el resto del sistema financiero.
Reconoció que la tecnología podría "aumentar la eficiencia de la gestión de datos" y "mejorar la transparencia y los procesos de auditoría a través de la creación de registros instantáneos, permanentes e inmutables de actas".
"Podría transformarlo todo -dijo-, desde la forma en que las personas gestionan sus interacciones con las agencias públicas, incluidos sus registros impositivos y médicos, hasta cómo las empresas administran sus cadenas de suministro". EFECOM
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