Alejandra Olcese
En una rueda de prensa celebrada en Pekín en el marco del plenario anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP, máximo órgano legislativo), su ministro de Finanzas, Xiao Jie, informó de que a partir de ahora los gobiernos locales de China solo podrán financiarse a través de emisiones de bonos en el mercado de fija.
El objetivo principal que persigue el país asiático con esta medida es reducir su endeudamiento, una de las preocupaciones que se ciernen sobre su economía y que más inquietud genera a nivel internacional, así como evitar "una crisis financiera sistémica".
Además de atajar el volumen de deuda, el ministro fijó entre los retos del año 2018 para la segunda economía mundial "bajar los impuestos, aumentar el gasto y reducir el déficit".
Las administraciones locales, que acumulan gran cantidad de deudas para poder lograr los objetivos de crecimiento que les impone el Gobierno central, solo podrán financiarse ahora mediante la emisión de bonos. La captación de fondos a través de otras vías (como préstamos bancarios) se considerará ilegal y será castigada, advirtió Xiao.
En este sentido, destacó que en 2017 alrededor de cien personas fueron declaradas responsables de mala conducta e irregularidades en relación al endeudamiento de gobiernos locales.
El ministro de Finanzas precisó que en 2018 el total de bonos que podrán emitir las administraciones locales tendrá un valor máximo de 1,35 billones de yuanes (213.400 millones de dólares, 172.000 millones de euros), lo que supone un incremento de 550.000 millones de yuanes (86.900 millones de dólares, 70.000 millones de euros) respecto al año anterior.
El volumen de deuda de China al cierre de 2017 era de 29,95 billones de yuanes (4,73 billones de dólares o 3,8 billones de euros), lo que supone un porcentaje del 36,2 % respecto a su Producto Interior Bruto (PIB).
Este porcentaje es cinco décimas inferior al registrado en 2016, se encuentra "por debajo de la llamada línea roja del 60 % a nivel internacional y es mejor que el de otros países", apuntó Xiao, al tiempo de avanzar que para los próximos años no se esperan grandes cambios en dicho indicador.
En el ámbito fiscal, China reducirá este año en 800.000 millones de yuanes (126.340 millones de dólares, 102.520 millones de euros) los impuestos a empresas y ciudadanos, para beneficiar sobre todo al sector manufacturero y de transportes y ayudar a las empresas con un menor nivel de ingresos y beneficios.
En relación al déficit, el Gobierno ha bajado su objetivo de déficit fiscal hasta el 2,6 % del PIB para 2018, cuatro décimas menos que en el año anterior.
Según explicó Xiao, se estima que este año el déficit alcance los 2,38 billones de yuanes (376.100 millones de dólares, 303.000 millones de euros), la misma meta que se fijó para 2017.
El ministro de Finanzas chino repasó también la actuación de su cartera durante el pasado ejercicio y destacó que se ha mantenido una política fiscal proactiva o moderadamente expansiva, ha habido una mejora de la estructura de gastos, se ha ampliado la inversión en áreas clave y se ha reforzado la reforma de la oferta.
Todo ello ha contribuido a la "estabilidad del desarrollo y la mejora de la calidad de vida de la población", subrayó.
El primer ministro de China, Li Keqiang, inauguró el lunes el pleno de la ANP y anunció los retos fundamentales a los que se enfrenta el país en 2018: lograr un crecimiento de calidad, seguir abriendo su economía al exterior y vencer en tres batallas (el control del riesgo financiero, la reducción de la pobreza y la lucha contra la polución).