La medida fue anunciada por la Comisión de Desarrollo y Reforma de Sinkiang, el principal órgano de planificación económica regional, que urgió a los gestores locales a revisar todos los proyectos con financiación pública iniciados desde el 1 de enero de 2017, especialmente los aprobados tras el 1 de julio.

Los proyectos que no reúnan la suficiente financiación ni encuentren soluciones para lograr capital adicional deben ser abandonados, insistió el organismo económico.

"Preferimos una tasa de crecimiento menor antes que acumular deuda, y debemos garantizar que no haya un incremento de ésta", destacó la comisión.

Sinkiang es una región de alto valor estratégico para China, por su proximidad con Asia Central, y de hecho es una zona clave para su plan de infraestructuras internacionales, las llamadas "Nuevas Rutas de la Seda".

La excepcional medida, que según analistas podría ser imitada en otras subdivisiones de China, muestra el grave problema de endeudamiento que vive la segunda economía mundial, especialmente a nivel de sus administraciones locales.

La cifra oficial de deuda pública de China sólo representa el 36,3 % del PIB, aunque más de la mitad del total (2,6 de los 4,3 billones de dólares) está en manos de gobiernos locales.

Además se sospecha que el endeudamiento real en la segunda economía mundial podría se mucho mayor del reconocido oficialmente, ya que otros préstamos podrían estar ocultos en forma de fondos de inversiones, proyectos público-privados, garantías implícitas y otras fórmulas.