"Las inversiones de capital en acciones no cotizadas desafiarían el modelo de gestión basado en la transparencia, los bajos costes de gestión y un grado limitado de gestión activa. Tras una evaluación general, el Gobierno no propone abrir la puerta al fondo a inversiones en acciones no cotizadas", reza el documento.
El fondo, de su lado, argumenta que invertir en acciones no cotizadas, principalmente a través de capital privado, podría ayudar a mejorar su equilibrio entre el riesgo y la rentabilidad, señalando a Uber o Airbnb como oportunidades de negocio perdidas ante las restricciones actuales.
No obstante, el fondo noruego, que invierte en el exterior los ingresos procedentes del gas y el petróleo, tiene 'luz verde' para tomar posiciones en compañías que tienen una intención clara de cotizar. "El mandato actual le da a Norges Bank la oportunidad de invertir en compañías no cotizadas pero cuyo directorio ha expresado su intención de buscar su salida al espacio público", indica el ministerio.
Por otro lado, el Ministerio de Finanzas incluye en el texto la consideración de permitir que el fondo tome participaciones directas en proyectos de infraestructura de energías renovables no registradas, pero solo como parte del mandato ambiental actual del fondo.
"Evaluaremos si la infraestructura de energía renovable debería incluirse en los mandatos relacionados con el medio ambiente", asevera (...). La evaluación se basará en los mismos requisitos de transparencia, rentabilidad y riesgo que se aplican a otras inversiones", asevera.
El fondo noruego logró una rentabilidad media del 13,66% en 2017, frente al 6,92% del año anterior, lo que permitió a la entidad alcanzar una ganancia anual récord de 1,028 billones de coronas noruegas (106.407 millones de euros). Su rentabilidad se ha situado en el 6,2% en los últimos diez años, mientras que desde su fundación en 1998 se sitúa en el 6,1%.