Lagarde, que ha asistido esta semana al Foro de Boao, la conferencia económica que se celebra anualmente en la isla tropical china de Hainan, hizo un alegato contra el proteccionismo en un discurso impartido en la Universidad de Hong Kong, donde recordó que "las restricciones a la importación dañan a todo el mundo".
Explicó también que aunque muchas restricciones se imponen con el argumento de que los desequilibrios comerciales se deben a prácticas injustas, en alusión directa a las explicaciones de Donald Trump, en general se deben a otras razones, y que esas prácticas injustas "tienen poco impacto en el déficit global de un país".
"El desequilibrio se debe al hecho de que un país gasta por encima de sus ingresos", sentenció, por lo que recomendó a EEUU que afronte sus "desequilibrios excesivos" mediante la reducción gradual de sus dinámicas de gasto público y el incremento de los ingresos, lo que ayudaría a reducir el futuro déficit fiscal, dijo.
La directora del FMI advirtió de que el sistema de comercio multilateral, que ha servido para reducir la proporción de personas que viven en extrema pobreza, bajar el coste de la vida y crear millones de nuevos empleos, "corre ahora el peligro de ser destrozado".
"Eso sería un inexcusable fracaso colectivo de la política", lamentó, y abogó por el trabajo conjunto de todos los países para evitar el proteccionismo y apoyar el crecimiento global.
El control de los riesgos financieros y fiscales es la segunda prioridad que defendió Lagarde, quien hizo hincapié en el abultado volumen de deuda a nivel global, que asciende a la cifra récord de 164 billones de dólares.
La deuda de los Estados se encuentra en el nivel más alto desde la Segunda Guerra Mundial, mientras que la de las empresas y hogares representa dos tercios del total.
La conclusión es que la carga de deuda "ha hecho a los gobiernos, las compañías y los hogares más vulnerables ante un repentino endurecimiento de las condiciones financieras", por lo que hay que "aprovechar la actual ventana de oportunidad" para prepararse ante estos retos con medidas, sobre todo en el sector bancario.
Lagarde afirmó que "esta generación de legisladores" tiene dos opciones: "copiar las políticas del pasado, que han tenido resultados mixtos", o "pintar un nuevo escenario económico", en el que el libre comercio sea "más justo y colaborativo", el sistema financiero sea más seguro y la revolución digital beneficie a todos.
Su institución es optimista con el crecimiento económico global (vaticina una subida del 3,9 % tanto para 2018 como para 2019), pero advierte de que hay "nubes oscuras" que podrían suponer dificultades.
Las principales son la bajada de los estímulos fiscales, la normalización de las políticas monetarias de los bancos centrales y su consecuente subida de tipos de interés, el envejecimiento de la población y una productividad débil, lo que da lugar a un "escenario desafiante a medio plazo", apuntó.
Por regiones, Lagarde pronosticó que en Europa el crecimiento se expandirá por todo el continente, en EEUU ya hay pleno empleo y la economía se acelerará más gracias a la política fiscal expansiva, y en Asia sus perspectivas son positivas, "lo que beneficia a todo el mundo porque representa casi dos tercios del crecimiento global".
Japón seguirá creciendo con fuerza y los emergentes asiáticos, liderados por China e India, se verán impulsados por el aumento de las exportaciones y un mayor consumo interno.
Los retos seguirán existiendo sin embargo en algunos países desarrollados o emergentes, como los de África subsahariana, detalló.