Este dato es el que se remite a Eurostat y no es exactamente el mismo que se aplica en el cálculo utilizado en términos del programa de asistencia financiera firmado con los acreedores, que según adelantaron ayer fuentes gubernamentales rondaría entre el 3,5 % y el 3,7 % del PIB.
El objetivo inicial de superávit primario, que excluye el pago de intereses de la deuda, acordado entre Grecia y sus instituciones acreedoras -Comisión Europea (CE), Banco Central Europeo (BCE), Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y Fondo Monetario Internacional (FMI)- era del 1,75 %.
Al mismo tiempo, el superávit presupuestario alcanzó el 0,8 % del PIB, frente a un objetivo de déficit del 1,2 %.
La deuda, por su parte, se redujo al 178,6 % del PIB, frente a los 180,8 % de 2016.
Grecia sobrepasó así por tercer año consecutivo los objetivos del programa de rescate, gracias fundamentalmente al incremento del peso impositivo y a una gestión austera del Estado.
El Gobierno de Alexis Tsipras confía en que los buenos datos registrados consecutivamente sirvan para convencer al FMI de que se equivocaba al pretender que Grecia sería incapaz de lograr semejantes superávit.
A pesar de que el FMI ve factible que Grecia alcance este año un superávit primario del 3,5 %, pone en duda que mantenga este nivel hasta 2021, tal y como está acordado con los acreedores europeos.
Según los medios griegos, en una reunión entre el ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos, con los acreedores este fin de semana en Washington, el FMI insistió en que Grecia adelante a 2019 la reducción del mínimo exento de impuestos, previsto inicialmente para 2020.
El acuerdo entre Grecia y la cuadriga de instituciones prevé que este adelanto tan solo se producirá si Grecia incumple este año el objetivo de superávit.
El pacto prevé por otro lado que en 2019, el primer año fuera del programa de rescate, Grecia aplicará un nuevo recorte de las pensiones.
Además, el FMI exigió posponer a 2021 una serie de medidas de alivio de la presión fiscal, que el Gobierno quiere introducir a partir de 2020.
En la reunión, celebrada al margen de la asamblea de primavera del FMI, se mantuvieron las diferencias respecto al alcance de la reestructuración de la deuda, siempre según los medios locales.
El FMI todavía no ha decidido si participa en el programa de asistencia financiera que vence en el próximo agosto y ha supeditado su apoyo a que haya una amplia reestructuración, algo a lo que parece oponerse sobre todo Alemania.