Al término de su reunión mensual, la junta de política monetaria del BoJ apostó por mantener la estrategia que viene aplicando desde hace cinco años para alcanzar su esquiva meta inflacionaria, que previamente confiaba en lograr en 2019 y cuya referencia eliminó de su informe trimestral de perspectiva económica publicado hoy.
Esto sería un reflejo de la reciente debilidad en el aumento del índice de precios al consumo (IPC) que, excluyendo los precios de los alimentos por su alta volatilidad, subieron en marzo un 0,9 % interanual, en contraste con el alza del 1 % de febrero, todavía lejos en ambos casos de la meta del 2 % fijada por la entidad.
Pese a que la entidad considera que los precios se encaminan hacia la consecución de su objetivo, también cree que "el momento no es todavía lo suficientemente firme" y que es necesario seguir prestando atención a la evolución de los precios.
En este sentido, el BoJ revisó hoy a la baja su pronóstico de la subida del IPC para el año fiscal nipón de 2018 (que finalizará en marzo de 2019) hasta el 1,3 % desde el 1,4 % previamente estimado.
El BoJ activó en 2013 un gigantesco programa de flexibilización monetaria con el fin de lograr la meta de inflación, pero la ha retrasado en seis ocasiones debido la caída de los precios del crudo y la ralentización global.
A pesar de este panorama, la junta de política monetaria del BoJ aprobó hoy por 8 votos a 1 mantener la tasa negativa del -0,1 % el referencial a corto plazo que aplica a determinados depósitos que los bancos nipones tienen contratados, una medida implementada para evitar el apalancamiento de capitales y estimular el crédito.
A largo plazo, el BoJ mantuvo sus compras de bonos estatales por valor de 80 billones de yenes (604.723 millones de euros) al año para que el rendimiento del bono japonés a 10 años -referente de los tipos a largo plazo en Japón- permanezca en torno al 0 %.
La junta también acordó, esta vez por unanimidad, no alterar su programa masivo de compra de activos impulsado en 2013 con el objetivo de lograr una inflación estable en torno al 2 %.
El banco central nipón considera que la economía de Japón seguirá su actual "tendencia de expansión" gracias a la demanda externa, pero que el ritmo de crecimiento se desacelerará por efecto de una "ralentización cíclica de la inversión corporativa y los efectos de la prevista alza del IVA" el próximo año, detalló en su informe.
La de abril ha sido la primera reunión mensual del BoJ celebrada desde que el gobernador Haruhiko Kuroda comenzara a principios de mes su segundo mandato de cinco años al frente de la entidad.