Mayor aportación al beneficio del negocio en España y avances en la reducción de activos tóxicos en balance. Son los dos puntos en común que el sector bancario ha puesto sobre la mesa en la última ronda de resultados trimestrales. El esfuerzo para desprenderse del ladrillo continúa, con las grandes agencias de calificación crediticia advirtiendo de que a la industria ¿aún le quedan unos años más para completar la limpieza¿ del lastre inmobiliario heredado de la crisis.
Después de las dos grandes operaciones protagonizadas el pasado año por Santander, con la venta de activos valorados en 30.000 millones a Blackstone, y por BBVA, con 13.000 millones de euros vendidos a Cerberus, el sector estudia nuevas alternativas para poner fin por completo a la `Era del Ladrillo¿.
Según las últimas cuentas trimestrales del Santander, la exposición total de la unidad de Actividad Inmobiliaria en España del banco cántabro asciende a 5.200 millones de euros. De esa cifra, 2.800 millones corresponden a activos adjudicados y otros 1.200 en alquiler, que se suman a los 1.200 que la entidad acumula también en créditos morosos.
Los directivos del banco ya han dejado claro que tras la venta a BlackStone de buena parte del ladrillo del Popular, ya están en condiciones de que la cifra pase a ser prácticamente ¿inmaterial¿, recordando que la ratio de mora ha pasado del 5,37% tras la adquisición del Popular al 4,02% actual.
Respecto a esos 5.200 millones de euros que quedan en balance, aún no hay un plan definitivo. Pero el Santander no cierra ninguna puerta. Una de las operaciones que estudia la entidad es, además de ventas en bloque, incorporar activos inmobiliarios en distintas sociedades, como se hizo con Metrovacesa, Testa o Merlín. "Lo importante es que este no es nuestro negocio core, y lo venderemos de forma ordenada, pero lo antes posibles", indican desde la entidad.
Por su parte, y tras eliminarse las restricciones impuestas por Bruselas tras su rescate, Bankia acaba de encargar a Haya Real Estate la gestión de todos sus activos inmobiliarios, que ascienden actualmente a 5.400 millones de euros, entre los que se incluyen los procedentes de Banco Mare Nostrum (BMN).
En el proceso de reducción de `tóxicos¿, la entidad ha apostado este primer trimestre por la venta de adjudicados. En concreto, de enero a marzo registró la venta de 3.311 inmuebles, un 73% más que en el mismo periodo del año anterior, y un 6% del total de stock que la entidad registraba a cierre de 2017. ¿Estas ventas han permitido unos ingresos de 168 millones¿, indican desde la entidad.
Pese al `desagüe`, la entidad ha vuelto a entrar en el negocio del ladrillo vía crédito promotor. Actualmente, y según informan en el banco, mantienen una `lista de espera¿ de 40 operaciones sobre la mesa por valor de 500 millones de euros en este segmento de negocio.
Banco Sabadell también quiere echar el resto en este escenario, y después de contratar a Alantra, KPMG y PwC para colocar más de 11.000 millones de euros de inmobiliario en cartera, la entidad también parece más que dispuesta a desprenderse de Solvia si surge la oportunidad. ¿No tenemos vocación en el sector inmobiliario. Lo nuestro es la banca y cuando convenga y haya oportunidad de crear valor también lo haremos con Solvia¿, aseguró Jaime Guardiola, consejero delegado de la entidad, la pasada semana.
Los expertos recuerdan que en este proceso de sondeo al mercado, el Sabadell también ha podido comprobar cómo los grandes fondos que pueden estar interesados quieren quedarse también con el servicer que gestiona la desinversión en inmuebles de clientes de terceros, incluida la Sareb. En su nuevo Plan Estratégico hasta 2020, la entidad no precisaba, sin embargo, una limpieza tan extrema, limitándose a indicar que espera deshacerse de 2.000 millones de euros al año con la venta de activos tóxicos heredados en su mayor parte de la CAM.
Otro de los que más ha avanzado en los últimos meses en reducir su exposición inmobiliaria es Liberbank, que en octubre de 2017 lograba quitarse de encima el `sambenito¿ del Popular ampliando capital y vendiendo ladrillo por valor de 602 millones de euros a una sociedad conjunta encabezada por Bain Capital Credit y Oceanwood. Tras la operación, el banco espera que este año las ventas de activos asciendan a unos 900 millones de euros. De hecho, y según han explicado sus directivos, ya están en negociaciones avanzadas para una nueva desinversión a través de la venta de unos 200 millones de euros de deuda bruta.
BBVA también tiene previsto reducir casi por completo su exposición al negocio inmobiliario este año. El cierre del acuerdo con Cerberus, que se producirá previsiblemente en el tercer trimestre de 2018, cuenta ya con el visto bueno de la Comisión Europea. Pero al margen de esta operación, la exposición neta al sector inmobiliario continuó en descenso en el primer trimestre de 2018, y a cierre de marzo se situaba en 6.121 millones de euros (un 34% menos que hace un año).
La venta de carteras también es la opción elegida, de momento, por CaixaBank, con un total de 5.810 millones de euros en cartera de adjudicados netos disponibles para la venta. La cifra es 475 millones inferior a la de hace un año, con una ratio de cobertura del 58%. Según sus últimos resultados trimestrales, el total de ventas de inmuebles este año alcanza los 306 millones (un 3,4% más que en el mismo periodo de 2017).