Este viernes, el euro se deprecia hasta los 1,175 dólares, su cambio más bajo contra el 'billete verde' desde mediados de diciembre. Desde febrero, cuando llegó a estirarse hasta los 1,255 dólares, su corrección alcanza ya el 6,4%.
Si esta caída ya muestra el notable cambio vivido en el pulso entre las dos principales divisas del universo cambiario, otro dato lo ilustra aún con mayor claridad: el dólar acumula cinco semanas de subidas contra el euro -y el euro, cinco de caídas contra el dólar-, algo que no se veía desde enero de 2015. O lo que es lo mismo, desde el momento en el que el Banco Central Europeo (BCE) anunció oficialmente la puesta en marcha de su propio programa de expansión cuantitativa. En el conjunto de las cinco últimas jornadas, el euro se ha dejado un 1,5% contra la divisa estadounidense.
A diferencia del movimiento anterior, el último coletazo bajista tiene más que ver con la debilidad del euro que con el empuje del dólar. El acuerdo entre el Movimiento 5 Estrellas y la Liga para formar Gobierno en Italia reactiva la incertidumbre sobre el futuro de la Unión Económica y Monetaria (UEM) y echan un jarro de agua fría sobre las ansiadas reformas del euro, algo que pasa factura a la 'moneda única'.
El considerable viraje del euro va camino de trasladarse al BCE. Si en los primeros meses del año su presidente, Mario Draghi, mostró su preocupación por el impacto desinflacionista que un euro tan fuerte podía provocar, su caída actual, combinada por la subida del petróleo, alentará las presiones inflacionistas y la posibilidad de que la 'linea dura' del BCE exija acelerar el calendario de la retirada de los estímulos.
A la espera de cómo gestionen Draghi y el BCE estas cuestiones, lo que sí es seguro es que el dólar ha descontado ya que la Reserva Federal (Fed) volverá a subir los tipos de nuevo en junio, para llevarlos del 1,50-1,75% al 1,75-2%, y sobre todo que a este movimiento le podrían seguir dos más, para un total de cuatro incrementos en 2018, uno más de los esperados a comienzos de año.