Y por eso mismo ahora, justo en la semana en la que ha terminado por debajo de los 1,17 dólares, su cruce más bajo desde noviembre, justo cuando acumula una depreciación del 7% contra el dólar desde febrero, justo cuando encadena seis semanas de descensos contra el 'billete verde', algo que no ocurría desde comienzos de 2015, tal vez sea el momento de volver al euro. Varios motivos, con cuatro nombres propios, invitan a creer en su rebote... incluso aunque a priori casi se espere lo contrario de todos ellos.
1. Donald Trump. En plena cruzada comercial, por mucho que la tensión haya bajado unos cuantos grados tras el acuerdo alcanzado con China la semana pasada, parece dificil que el presidente estadounidense se sienta cómodo con un dólar demasiado fuerte. Por este motivo, en cualquier momento podría enviar algún mensaje -en primera persona o a través de algunos de sus colaboradores económicos- destinado a frenar a la moneda estaadounidense y a denunciar que otros países o regiones intenten sacar provecho de la caída de su divisa.
2. Jerome Powell. Se espera todo del presidente de la Reserva Federal (Fed), el banco central de EEUU. Y todo, en este caso, pasa por elevar los tipos de interés en cuatro ocasiones en el conjunto de 2018. Por ahora ya lleva una, la de marzo, a la que seguirá otra en junio. Luego se da por hecha la de septiembre y la última llegaría en diciembre. Superaría así las previsiones con las que arrancó el año, que contemplaban tres incrementos, una cuestión que ha sido clave en la ampliación de los diferenciales de rentabilidad entre los bonos estadounidenses y europeos y un factor determinante en la reciente escalada del dólar.
Pero el mercado puede que haya corrido demasiado. La cuarta subida aún está en el aire. De hecho, hace una semana el mercado concedía una probabilidad superior al 50% a que la Fed ejecutara ese cuarto repunte en diciembre; una semana después esa probabilidad ha bajado al 41%. En ese supuesto, tanto la rentabilidad de los bonos estadounidenses, con ese famoso 3% en el caso de los títulos a 10 años, como la apreciación del dólar podrían desinflarse.
3. Mario Draghi. A diferencia de Powell, el mercado no espera mucho del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. Es más, el mensaje que envió en la reunión de política monetaria de finales de abril, más blando de lo esperado, también ha tenido que ver en la reciente caída del euro.
Pero, de nuevo, precisamente por eso tiene más margen para sorprender. Con el petróleo en torno a los 80 dólares y un euro más débil, las presiones inflacionistas arreciarán en la Eurozona, motivo que el 'núcleo duro' del BCE podría aprovechar para reivindicar un calendario claro y más acelerado para ir retirando los estímulos monetarios aún vigentes. Esta posibilidad, que podría observarse ya en el cónclave monetario de junio, nutriría el rebote del euro.
4. Giuseppe Conte. En tándem con Paolo Savona, a quien pretendía tener como su ministro de Economía, el más que posible nuevo primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, había contribuido lo suyo a las últimas caídas del euro. Conte no sólo amenazaba con ser un freno para las esperadas reformas que el euro necesita para seguir completándose, sino que incluso podía poner en duda la viabilidad del proyecto europeo, un temor alentado sobre todo por el euroescepticismo que Savona desprende.
Preocupado por esta posibilidad, el presidente italiano, Sergio Mattarella, vetó este domingo el nombramiento de Savona y Conte renunció a formar gobierno. Tras esta cadena de decisiones, parece que Italia camina hacia otras elecciones.
Lo ocurrido en Italia evidencia que la incertidumbre política está de regreso en la Eurozona, una vuelta a la que también amenaza con sumarse España. O lo es que es lo mismo, la tercera economía de la región -Italia- y la cuarta -España- desempolvan la prima de riesgo política sobre la 'moneda única'.
Cuando esto ocurre, el euro se deprecia. Pero, de nuevo, a esos temores y a esas caídas les siguen nuevos rebotes de la divisa europea porque, al final, el euro tiene una mala salud de hierro. Como matiza Hans-Jörg Naumer, de Allianz Global Investors, "también debería tenerse en cuenta que en Italia puede haber mucho ruido y pocas nueces". "Con o sin agravamiento de la crisis italiana, lo más probable es que el euro recupere la senda ascendente que trae desde hace 17 meses y que debería durar unos cuantos años", afirma el analista financiero Juan Ignacio Crespo en su newsletter.
Por ahora, los pronósticos de los expertos se inclinan por esta opción y anticipan un rebote. Según el consenso de mercado que recoge Thomson Reuters, la previsión media sitúa el cambio del euro en los 1,27 dólares en un año. Es decir, un 8,5% por encima de su cruce actual.
De los 59 analistas que componen ese consenso, 16 -el 27%- lo ven en los 1,30 dólares o por encima; otros 23 -el 39%- entre los 1,25 y los 1,30 dólares; y sólo dos -el 3,4%- por debajo de su cambio actual.
Así se las gasta al euro. Hasta hace apenas tres meses estaba desatado, más allá de los 1,25 dólares por primera vez desde 2014. Ahora ha llegado a apearse de los 1,17 dólares y no se adivinan motivos para su reacción. O tal vez sí. Tal vez están justo en lo contrario a lo que se espera.