Convertirse en prestamista tiene riesgos. Pero también tiene premios. La actividad de los préstamos participativos ha aportado a sus partícipes una rentabilidad del 6,25% en un 2017 en el que ha sido complicado esquivar el entorno de tipos al 0% impuesto por los bancos centrales. Las cifras que el sector baraja para este año, marcado hasta ahora a fuego por la volatilidad y de nuevo por los bajos rendimientos, apuntan a repetir la gesta, lo que despierta cada vez más interés en apuntarse al `crowdlending¿.
La actividad del `crowdlending¿ está regulada y supervisada desde el año 2015 en España, pero aún sigue siendo una alternativa de inversión poco explorada por los ahorradores locales frente a su mayor difusión otras economías europeas. Detrás de este anglicismo no se esconde otra cosa que la financiación conjunta de proyectos empresariales al modo de los más tradicionales sindicatos bancarios. Esta financiación puede llegar en la misma fase de arranque de las compañías, en el despliegue de una iniciativa concreta de negocio o para estadios mucho más avanzados como la financiación de una eventual fusión o adquisición.
Los números que manejan las cinco principales empresas del sector en España arrojan una cifra de poco más de 20.000 inversores, entre los que figuran tanto particulares, como inversores institucionales y empresas. En cualquier caso, ninguno de ellos se libra de los riesgos propios del prestamista, entre los que sobresale uino: el impago. La Asociación del Crowdlending Española (Acle) explica que ¿existe el riesgo de pérdida total o parcial del capital invertido, el riesgo de no obtener el rendimiento dinerario esperado y el riesgo de iliquidez para recuperar su inversión¿. Asimismo, el capital invertido nunca está garantizado por el fondo de garantía de inversiones (Fogain) ni por el de depósito (FGD).
Desde la industria, procuran mitigar estos riesgos con el análisis de las compañías que solicitan financiación, de manera que aquellos que entrañan más dudas se rechazan o se reservan para inversores profesionales. No obstante, las operaciones de financiación no pasan el filtro de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) una por una, sino que el supervisor únicamente revisa el conjunto de la actividad de las sociedades y que se estén respetando los límites de riesgo, inversión por partícipe y el resto de las especificaciones que marca la ley.
LÍDERES DEL SECTOR EN ESPAÑA
La empresa líder del sector en España es Lendix. De origen francés, fue la octava en conseguir la autorización formal de la CNMV para prestar sus servicios a este lado de los Pirineos. Sus partícipes, que rondan los 12.000 actualmente, son bienvenidos desde solo 20 euros por proyecto. El universo de inversión que manejan abarca 426 pymes en varios países de Europa, con las que mantienen vivos préstamos por 188 millones de euros.
Al cierre del año pasado la compañía otorgó a sus partícipes una rentabilidad media del 6,3%, variable en función del perfil de riesgo y las condiciones de préstamo de los distintos proyectos. Este rendimiento está auditado por PwC, la firma que revisa las cuentas y actividad del fondo a través del cual Lendix lleva a cabo su actividad. Las cifras de la compañía en sí misma están sujetas a los auditores de KPMG.
El segundo puesto en el sector es para la española MytripleA, que cuenta con unos 3.500 inversores a los que ha procurado una rentabilidad del 5,2% en el último año. Esta compañía ha conseguido atraer nuevos partícipes con un producto hasta el momento único en su especie: el `crowdlending garantizado¿. Aquí la rentabilidad se limita al 2%, una cifra muy inferior a la de otros préstamos participativos pero que a bajo riesgo multiplica por 20 el 0,1% que otorgan de media los depósitos bancarios, todavía destino preferente de los ahorradores españoles.
La minoración del riesgo se consigue gracias a que las compañías a las que se concede la financiación cuentan previamente con el aval de una sociedad de garantía recíproca (SGR). Esta sociedad se compromete a la amortización del préstamo en caso de que la beneficiaria no pueda afrontarlo por sí misma. MytripleA, cuyo nombre hace alusión a la máxima calificación crediticia de las agencias de rating, tiene el número tres en los registros de la CNMV. Además, como entidad de pago autorizada esta firma está también sujeta a la supervisión del Banco de España.
El tercero en el ranking, número 13 en acceder al registro de la CNMV, es Arboribus, con 1.500 clientes y una tasa de retorno neta de comisiones y mora del 5,4% sobre el capital prestado. En este caso, su foco de negocio está en pymes de mayor tamaño, con facturaciones en torno al millón de euros, y sin proyectos para invertir en capital semilla o de emprendimiento. En este caso, las cifras de rentabilidad han sido auditadas por una de las firmas ¿del top 10 de España¿, que ha revisado ¿aleatoriamente¿ contratos de préstamo y pagos de cuotas para certificar ¿sin salvedad alguna¿ los datos que ofrece la compañía.
NO TODO ESTÁ PERMITIDO, NI VIGILADO
Las cifras de las tres principales plataformas de financiación participativa especializadas en préstamo explican la atracción sobre ¿inversores particulares que quieren maximizar sus ahorros o diversificar una pequeña cartera¿, como comentan desde Acle. Esta creciente atracción se justifica desde Lendix por la ¿nula correlación con otros tipos de activo¿ y, especialmente, con los bandazos de precio de las bolsas al calor o frío de cuestiones geopolíticas. ¿Es la inversión más cercana a la economía real de Europa, ya que el 95% de sus empresas son pymes¿, precisan desde su equipo gestor.
Los expertos en esta creciente modalidad de inversión destacan que el préstamo a empresas es más seguro por norma general que a particulares, existiendo proyectos especializados en este último segmento. Además, por el momento quedan fuera de la ley las plataformas de descuentos de pagarés y adelanto de facturas (factoring y confirming), por lo que no se cuenta con la supervisión de la CNMV ni los límites establecidos para evitar el colapso de los pequeños ahorradores.
En este sentido, las registradas y sujetas a supervisión de la CNMV deben garantizar que los pequeños inversores, aquellos a los que la ley se refiere como no acreditados, nunca deberán invertir más de 3.000 euros por proyecto y jamás por año y en el conjunto de toda su cartera más de 10.000 euros. Estas limitaciones junto a la mayor afluencia de público han permitido al sector rebajar sustantivamente los umbrales mínimos de entrada que se solicitaban hace solo dos años.
Si la cuantía que se puede suscribir sobrepasa estos límites, los expertos recomiendan revisar bien los términos del proyecto en el que se desea participar, especialmente sus riesgos y, antes que nada, a qué tipo de supervisión está sujeta la empresa que ofrece el `crowdlending¿ en concreto.