Y con ellos, la paradoja es ya colosal. Porque los mismos Presupuestos Generales del Estado de 2018 que hicieron creer a Mariano Rajoy y al Partido Popular, hace poco más de una semana, que tenían garantizado apurar la legislatura incluso hasta 2020 pueden servir ahora, poco más de una semana después, para que sean Pedro Sánchez y el Partido Socialista, contrarios a esos Presupuestos cuando fueron votados, quienes puedan llevar esta legislatura a término.

Pero Sánchez se apoya en ellos, apelando a que lo hace por ¿responsabilidad¿ y para ¿garantizar la gobernabilidad del país¿, por tres poderosos motivos. El primero, ganarse el apoyo determinante del PNV en la moción de censura. El segundo, no tocar demasiado por ahora `la cosa económica¿, al menos en lo `gordo¿ y en lo entregado ya a Bruselas, para que la economía mantenga la inercia de crecimiento de los últimos años y no enojar a nadie en Europa. Y el tercero, poder ocuparse así de todo lo demás, del exigente ejercicio de funambulismo político que Sánchez tendrá que hacer para gobernar con 84 diputados, en minoría en el Senado y con la tensión territorial, con Cataluña en una situación límite, presionando hasta el extremo.

LO PACTADO CON EUROPA

El propio Sánchez aseguró durante el discurso en el que defendió la moción su compromiso con la ¿la estabilidad presupuestaria y también macroeconómica¿. ¿Quiero comprometerme ante esta Cámara, señorías, en primer término al compromiso de cumplir con las obligaciones derivadas como Estado miembro de la Unión Europea¿, añadió.

Esas obligaciones pasan por reducir más el déficit público. Tras rebajarlo en 2017 al 3,1%, el más bajo desde 2007, pero el más alto de Europa, la meta para este año se sitúa en un desequilibrio del 2,2%. Ni siquiera Bruselas, una vez vistos los Presupuestos, cree que España lo cumpla, porque maneja la previsión de que se situará en el 2,6%. En todo caso, por debajo ¿por fin- del umbral del 3%, que es el que permitirá a España salir de la vigilancia que supone el `Protocolo de Déficit Excesivo¿ que se aplica a los países con un desequilibrio en las cuentas públicas superior al 3%.

MENOS VIENTOS DE COLA

Sánchez se encontrará, además, con una economía que viene de tres de crecimientos superiores al 3%, una tasa de la que, presumiblemente, no se alejará demasiado en 2018. Según la OCDE y el Fondo Monetario Internacional (FMI), España crecerá este año un 2,8%, una décima por encima de lo que el Gobierno de Rajoy estimaba.

¿En nuestra opinión, es poco probable que el nuevo Gobierno perturbe a la economía española. Seguimos previendo un crecimiento robusto en España en 2018 y 2019¿, apuntan desde Goldman Sachs. "Hemos viso una economía española muy flexible, incluso a la luz de la crisis política en torno a Cataluña. Por tanto, no esperamos un gran impacto de los eventos de esta semana en la estabilidad y perspectivas de la economía española", indica Fabio Riccelli, gestor de Fidelity.

Con todo el crecimiento será algo inferior al de los últimos años, una realidad que evidencia ciertos síntomas de agotamiento en una economía que no conviene olvidar que lleva creciendo desde mediados de 2013. Es cierto que venía de una crisis muy severa, en la que el Producto Interior Bruto (PIB) se contrajo cerca de un 10%, pero también lo es que ese mismo PIB ya superó en 2017 los registros previos a la crisis.

También manifiesta que algunos de los vientos de cola de los últimos años están empezando a soplar en contra. Sobresale el caso del petróleo, cuyo precio resulta clave para un país cuya dependencia de la importación de crudo es total. El barril Brent, de referencia en Europa, se mueve entre los 75 y los 80 dólares, cuando hace un año estaba en los 50 dólares y por encima de las previsiones del Gobierno, elevadas por última vez hasta los 67,7 dólares.

En función del tiempo que se mantenga en el poder, Sánchez también se enfrentará con el inicio de la retirada de los estímulos por parte del Banco Central Europeo (BCE), en el que Luis de Guindos ya ejerce como vicepresidente. Aunque los últimos acontecimientos políticos, sobre todo en Italia, pueden retrasar algo la hoja de ruta de la entidad presidida por Mario Draghi, todo indica que entre finales de este año y comienzos del que viene finalizará las compras de deuda en el mercado, en primer lugar, y luego pasará a subir los tipos de interés, empezando por los de la facilidad de depósito ¿ahora en el -0,40%- y terminando por los oficiales ¿en el 0%-.

DEL DICHO AL HECHO...

Al mismo tiempo, lo económico y lo político se darán la mano en el nuevo Gobierno en algunos temas que serán controvertidos porque contrastarán lo que Sánchez dijo en su momento con lo que hará ahora como presidente. Asuntos como la derogación de la reforma laboral, el impuesto a la banca para financiar las pensiones públicas o la subida de los impuestos a las rentas más altas calibrarán las intenciones del nuevo jefe del Ejecutivo. 

Por eso, precisamente, las cuentas presentadas por el ya exministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, resultan ahora tan útiles para Sánchez. Porque le darán el tiempo que necesita para medirse en esos terrenos en los que se verá exigido por varias de las formaciones que han respaldado la moción. Y con Europa vigilando, porque algunas de esas cuestiones, como la reforma laboral, venían con el aval de Bruselas.

Si, apoyado en los Presupuestos ya aprobados -que aún deben ser ratificados en el Senado, eso sí-, el nuevo presidente del Gobierno logra pasar los próximos meses y llegar a 2019 con unos Presupuestos propios o una prórroga de los actuales, el escenario podría cambiar conforme se vayan intuyendo las distintas elecciones, autonómicas y municipales, europeas y en algún momento generales que llegarán el próximo ejercicio o en 2020. ¿Con el paso del tiempo, en la preparación de las futuras elecciones el nuevo gobierno podría tener el incentivo de hacer una política fiscal algo más expansiva¿, anticipan desde Goldman Sachs.

Ahí empezaría Sánchez a dejar su impronta. Pero por ahora se guarece en los Presupuestos ya aprobados. Ya habrá tiempo para otros. O no. Pero al menos estos le ofrecen la oportunidad de intentarlo.

 

- La España económica que Sánchez hereda de Rajoy tras la crisis

- Sánchez promete su cargo ante el Rey sin Biblia y sin crucifijo