La tensión reinante en los mercados de inversión también ha tenido su reflejo en las criptodivisas en estos primeros meses del volátil 2018. Los tradicionales bandazos de precio de estas monedas digitales se han elevado a la enésima potencia a consecuencia de unos menores volúmenes de negociación fruto de la cautela con la que se contagian cada vez más inversores. La era de las criptomonedas zombis parece cada vez más cercana.
La voz de alarma la dio hace unas semanas el banco de inversión GP Bullhound, especializado en tecnología y financiación de startups y fintechs. En un pormenorizado informe sobre la situación actual de las criptomonedas, advierte de que ¿en los próximos 12 meses se producirá un hundimiento masivo¿ que arrasará con hasta un 90% de las criptos existentes. En el mejor de los casos, seguirán existiendo, pero sin apenas negociación ni valor de mercado, a imagen de las compañías zombi de la bolsa que cotizan cerca del precio mínimo permitido por los gestores del parqué sin volúmenes operativos a consecuencia de severas dificultades de negocio que comprometen la supervivencia de la compañía.
El antes y el después en la industria de las criptomonedas que hasta hace poco gozaba de una amplia euforia lo han marcado dos factores, según la responsable del estudio de estos activos en una de las gigantes internacionales de consultoría. En primer lugar, la regulación, pues ¿se ha pasado de las prohibiciones de mercados de poco peso global -con la excepción del veto de Corea del Sur- a un más decidido marcaje por parte de las autoridades de las principales economías¿. Prácticamente a la par, la irrupción de los inversores institucionales, que gracias una aproximación más sesuda que la del entusiasta inversor minorista ¿ha marcado la diferencia entre posibles historias de éxito y oportunistas¿. Son estas últimas las que según la experta comienzan a estar amenazadas de muerte.
Este panorama puede parecer desolador, pero no lo es tanto si se tiene en cuenta que según el informe de GP Bullhound existen actualmente en el mundo más de 1.000 criptomonedas diferentes, pero que solo las 10 más populares aglutinan cerca del 80% de la capitalización de mercado de toda la industria, según datos de diferentes plataformas de negociación. Estas cifras son las únicas válidas para hacer una aproximación a la situación de estos activos, pues la fragmentación es elevada y en la mayoría de casos no se dispone de datos oficiales al no existir un órgano de respaldo o control sobre su negociación.
El gestor Albert Enguix, de GVC Gaesco Gestión, explica que hasta la fecha el motor alcista de las criptomonedas ha sido el ¿efecto manada¿ con fines puramente especulativos más que para apostar por las historias detrás de estas criptos o por una revolución en los canales tradicionales de pago. ¿Cerca de un 95% de las personas que están en bitcóin no tienen la más mínima idea de su funcionamiento¿, señala. Y eso que la mencionada es la más popular y valiosa de todas las de su clase. Ahora, el salto al terreno de juego de los inversores especializados y la irrupción de las advertencias de los supervisores hacen pensar en una criba más y más próxima.
Tanto es así que en el propio bitcón, quintaesencia de la euforia por las criptomonedas, la negociación se ha desplomado en los últimos meses. Los volúmenes acumulados en las 40 principales plataformas de operación han caído más de un 50% entre enero y el recién acabado mayo. De haber cambiado de manos más de seis millones de bitcóines, hasta no llegar a los tres millones, según datos del portal especializado Bitcoinity.
El informe que ha hecho saltar las alarmas, titulado `Frenesí por los token: el combustible del blockchain¿, recoge que las ofertas iniciales de monedas (ICO, por sus siglas en inglés) captaron 4.000 millones de dólares a lo largo de 2017, una cifra cinco veces superior a la que las firmas con desarrollos en blockchain, la tecnología que soporta las `criptos¿, captó a través de capital privado y nada menos que 47 veces el montante recaudado con este sistema en el ejercicio precedente, apenas 85 millones de dólares.
Y eso que muchas operaciones anunciadas a lo largo y ancho del mundo siguen sin concretarse, como es el caso de la anticipada por la española Home Meal, la firma propietaria de los restaurantes Nostrum que hace seis meses anunció el lanzamiento de su propia criptomoneda. Un anuncio que se tradujo en fuertes avances para su cotización en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB).
ETHEREUM REDOBLA EL PULSO AL BITCÓIN
El director de GP Bullhound, Sebastian Markowsky, señala que, si bien ¿la tecnología blockchain tiene el potencial de redefinir casi todos los aspectos de nuestra vida cotidiana, remodelar las prácticas comerciales globales e incluso transformar los sistemas políticos nacionales¿, la criba ha comenzado.
La diversificación de las carteras, que últimamente ha ayudado a aupar al ethereum y otras frente al bitcóin, es un factor más a considerar en las nuevas tendencias que se han introducido en el sector. Con esta estrategia se busca proteger las carteras de eventuales picos de volatilidad y apostar por las criptos que más apoyo institucional están recibiendo o que cuentan con mayor respaldo. Una faceta más de la cautela que se va introduciendo entre los inversores de estos activos después del marcaje de instituciones supervisoras de Japón, la Unión Europea y EEUU.
En este último territorio, la Comisión de Bolsa y Valores estadounidense (SEC, por sus siglas en inglés) ha llevado a cabo una curiosa iniciativa. Ante la proliferación de ICO al margen de cualquier regulación, el organismo lanzó la web HoweyCoins.com, que contenía información relevante sobre la compañía y su plan de negocio, respaldo de celebridades de distintos ámbitos animando a la inversión, así como un organigrama completo de sus responsables. Todo falso.
Aunque no se han dado datos de los incautos que intentaron comprar y terminaron dirigidos a una página del supervisor estadounidense, la repercusión en redes sociales hace pensar en varias decenas de miles de ciudadanos. Una medida pionera que evidencia la facilidad de caer, ya no en una inversión con muchas posibilidades de convertirse en un zombi en la cartera, sino en las garras de los chiringuitos financieros contra los que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha vuelto a advertir recientemente con herramientas más tradicionales.