Los economistas dicen que es demasiado pronto para decir definitivamente si una recesión es el resultado más probable, pero advierten que la probabilidad de que se produzca aumentará si los indicadores de la demanda interna no mejoran antes de fines de junio.
La economía se contrajo inesperadamente de enero a marzo, por lo que otro trimestre de contracción cumpliría con la definición técnica de recesión y llevaría la racha más larga de crecimiento de la economía japonesa desde la burbuja de la década de 1980 a un dramático final.
Las dudas sobre el panorama sugieren que la campaña de medidas del primer ministro Shinzo Abe para reactivar la economía, está perdiendo impulso.
"Sería excesivo declarar una recesión ahora, pero la economía no está rebotando con fuerza", dijo Hiroaki Muto, economista del Centro de Investigación Tokai en Tokio. "Cualquier otro dato decepcionante podría comenzar a interpretarse como una señal de que la recesión es cada vez más probable", agregó.
El gasto de los hogares cayó en abril debido a que los consumidores gastaron menos en servicios públicos, automóviles, viajes domésticos y actividades de ocio, mostraron datos el martes.
Debido a que el consumo representa más de la mitad del Producto Interior Bruto de Japón, la reducción del gasto sugiere que la economía está en una posición débil, socavando los esfuerzos de las autoridades para lograr un crecimiento y una inflación sostenible.
Por otra parte, el sector de servicios registró en mayo el crecimiento mensual en nuevos pedidos más lento desde septiembre del 2016, lo que sugiere que la economía está perdiendo impulso en el segundo trimestre.
El Índice de Gestores de Compras (PMI, por sus siglas en inglés) del sector de servicios elaborado por Markit/Nikkei cayó a 51,0 en mayo en términos desestacionalizados, desde 52,5 en abril.