A lo largo del último mes, marcado por la inestabilidad política en Italia y España y el resurgimiento de las tensiones comerciales con EEUU, el oro se ha dejado un 1,7% de su valor, una depreciación de más de 20 dólares por onza. Y el análisis técnico anticipa que el retroceso seguirá marcando su evolución a corto plazo. La estabilidad de la inflación y la subida de tipos en la renta fija han hecho que en esta ocasión el valor refugio por antonomasia haya brillado menos que en otras ocasiones.
Desde finales del pasado mes de marzo, el oro es incapaz de asentarse con solvencia por encima de los 1.300 dólares por onza. Una tendencia que se mantendrá en las próximas sesiones y mientras no se consiga un cierre sobre los 1.307,81 dólares, según anticipa Ramón Bermejo Climent, coordinador de Servicio de Trading Profesional. En su opinión, la falta de órdenes de compra que sufre el metal junto a la relativa apreciación del dólar -moneda en la que se negocian los contratos de oro- frente a otras divisas hacen que su cotización se dirija hacia la parte baja del rango lateral que viene describiendo en las últimas semanas.
Estos pronósticos, marcados por la reciente formación de una figura técnica de doble techo que suele ser antesala inequívoca de más caídas, hacen que el analista Bermejo Climent no vea freno a este descenso hasta los 1.250 dólares por onza. En el caso de que el apetito por los activos de riesgo se retomase con fuerza una vez resueltas las tensiones en la periferia de la Eurozona, la caída podría ampliarse hacia la zona de 1.242 dólares, donde el experto sitúa su objetivo teórico mínimo.
El diagnóstico de varios analistas de renta variable sostiene que mientras las perspectivas macroeconómicas se mantengan estables, las previsiones siguen apuntando al alza en la bolsa y evitan una espantada de inversores. Mientras tanto, la expectativa de subida de tipos en EEUU y del fin del programa de compras de bonos en Europa tira al alza de la rentabilidad de papeles soberanos y de emisiones privadas, convirtiéndolas en un refugio más apetecible a corto plazo. Mientras tanto, la inflación subyacente, que es la que más condiciona las decisiones de los bancos centrales y con más fuerza impulsa la cotización del oro, sigue prácticamente plana, pues los últimos incrementos en tasa bruta están marcados por la subida del petróleo. Todo ello contribuye a que el dólar siga ganando frente a sus principales pares internacionales.
A pesar de la caída en la demanda del oro físico, los fondos cotizados (ETF) sobre oro sí que han vuelto a situarse al frente de las entradas de capital en la industria después de dos semanas de salidas. Desde la firma especializada ETF Securities, la analista Nitesh Shah explica sin rodeos que ¿el rendimiento del oro ha sido decepcionante¿ a pesar del regreso de posiciones inversoras para la cobertura de carteras. ¿Muy poca de la ansiedad en torno a Italia se ha reflejado en el precio del oro¿, explica, ya que no se ha puesto realmente en duda la permanencia del país en la Eurozona. Llegado el caso, o con la celebración de unas elecciones anticipadas que los populistas tomarían como una ¿moción de censura¿ frente a Bruselas, ¿los precios del oro sí aumentarían sustancialmente¿, sentencia la experta.
Las cifras que maneja la firma y que no se han traducido en incremento alguno de precio para el oro, más allá de calentones puntuales de un día enfriados al siguiente, marcan entradas de 122,7 millones de dólares en ETF sobre oro, su cota más alta en las últimas 33 semanas, más de ocho meses. Los responsables del informe señalan que, pese a todo, ¿los precios del oro parecen estar beneficiándose más de la espiral creciente de guerras comerciales¿ que de la agitación política reinante en el Viejo Continente.
El director de Degussa España, Tomás Epeldegui, señala que de momento se ha producido una inversión en oro más especulativa o táctica que estratégica a largo plazo. ¿Tenemos que tener paraguas antes de que empiece a llover, pero especialmente en España somos de no comprarlos hasta que estamos calados¿, explica el jefe de esta casa especializada en metales de inversión. De momento, se ha palpado ¿mayor interés en el público que acude a nuestras oficinas¿, pero la materialización de la inversión se sigue posponiendo en muchos casos.
Los motivos a los que Epeldegui achaca que ¿el oro no haya tirado al alza todo lo que se podría esperar¿ son la subida en la rentabilidad de los títulos de renta fija soberana, la creciente importancia de programas de reciclado de oro y metales escasos y el auge de las criptomonedas. En el primer caso, la tensión política y la lucha arancelaria han llevado al bono estadounidense por encima del 3% provocando su regreso a muchas carteras de inversión, mientras que los bonos italianos a 10 años han llegado a rozar los 300 puntos de diferencial o prima de riesgo frente a los `bunds¿ germanos de referencia.
Por lo que se refiere al reciclado del oro, el experto señala que los últimos programas introducidos se constituyen como una nueva fuente de oferta en un momento en el que las mineras están en máximos de producción. ¿Lo más probable es que la extracción se reduzca a medio plazo y ayude a equilibrar precios¿, defiende Epeldegui. Por lo que se refiere a las criptomonedas, que algunos analistas entusiastas han calificado de ¿nuevo oro¿, el experto apunta hacia su volatilidad y su escasa trayectoria para poder establecer patrones de comportamiento frente a crisis del mercado. En su lugar, recuerda que más allá de lo que ocurra a corto plazo, ¿el oro es refugio de valor desde la Prehistoria¿ y actualmente mantiene intacto el soporte de 1.245 dólares por onza en el canal lateral de cotización en el que se mueve las últimas semanas.
En lo que va de año, el oro ha perdido un 0,6% de su valor en el mercado, pero en los últimos 10 años hace valer su carácter trinchera con una revalorización del 48%. En los mismos plazos, el Ibex 35 firma pérdidas del 3% y alzas del 7,5%, respectivamente.