Fin de semana. Cola en el supermercado. Gente pagando con efectivo y tarjeta. Casi imposible encontrar a alguien que paga con el móvil. Y mucho menos con tecnología biométrica, usando su propio cuerpo como sistema de autentificación.
A pesar de los avances tecnológicos que han permitido la implantación de nuevos medios de pago, la realidad es que será difícil que los más novedosos acaben imponiéndose en el corto plazo al uso del efectivo. ¿Han tenido que pasar 70 años para que las tarjetas empiecen a despuntar en el sector, y eso que es un producto sencillo, accesible y con un porcentaje de aceptación extremadamente elevado en los comercios¿, reconocen desde una entidad financiera que trabaja en nuevos desarrollos de tecnología biométrica.
La banca lleva tiempo trabajando en el desarrollo de nuevos medios de pago. Sin embargo, el sector es muy consciente de que el camino para que sus proyectos se impongan en el día a día de los clientes será largo. El principal desarrollo del sector llegó hace años con los Wallets, los monederos virtuales donde se guarda información sobre tarjetas de pago, cuentas bancarias y otras herramientas para realizar pagos de forma virtual. Los bancos también han desarrollado sus propias aplicaciones para realizar compras acercando el teléfono al TPV, y han buscado alianzas con apps como Apple Pay o Samsung Pay.
Otro movimiento de calado ha sido el protagonizado por Visa, con acuerdos con firmas como Caixabank para lanzar brazaletes capaces de realizar operaciones de pago. Sin embargo, ¿es muy difícil conjugar la tecnología con el interés de la industria bancaria, el de los reguladores y el de los usuarios¿, indican los expertos consultados.
Así que, hoy por hoy, la realidad es que el efectivo y las tarjetas siguen dominando el mercado. Según los datos del Banco de España, el pago de las compras con tarjeta de crédito o débito creció un 8,71% en 2017 y movió 135.246 millones de euros. En el mismo periodo, los clientes sacaron de los cajeros 122.473 millones de euros, un 3,55% más que en 2016. Es decir. El pago con tarjeta crece prácticamente al doble que la retirada de efectivo. Pero parece imposible que el plástico acabe por hacer desaparecer a las monedas y billetes. Y mucho más que lo hagan otros medios de pago más avanzados.
¿A pesar de los esfuerzos y la inversión tecnológica, también desde el sector bancario, para que un medio de pago se imponga al efectivo debería cumplir unos requisitos que parecen difíciles de alcanzar¿, indican desde una entidad financiera nacional. ¿Para empezar, ese medio de pago debería ser gratuito¿, explican los expertos consultados. No hay que olvidar que incluso en las tarjetas, y según datos recopilados por PwC, uno de cada cuatro usuarios sigue sufriendo recargos en el precio por comprar con tarjeta en algunas ocasiones, lo que desincentiva su uso y hace al cliente más receptivo al pago en efectivo.
De hecho, y según una reciente encuesta de la firma, tres de cada cuatro usuarios de tarjetas encuentran aún problemas para pagar cantidades pequeñas, algo que desde Bruselas intentan eliminar imponiendo una norma para que todos los establecimientos acepten pagos con plástico.
Otra de las dificultades para su implantación es que estos nuevos medios de pago pueden servir para transacciones online, pero no para comercios físicos. ¿Es lo que ocurre con sistemas como la huella digital, el reconocimiento facial o incluso, aunque en menor medida, la tecnología contactless, donde es muy difícil que los comercios instalen los dispositivos, terminales o los sistemas informáticos necesarios para su lectura, mucho más si tienen que pagar por ello¿, indican los expertos consultados.
Pero por encima de todo, para que un nuevo medio de pago cale en la sociedad, el usuario debe percibir que es seguro. Y no solo en la transacción en sí. Sino también en todos los dispositivos que intervengan en el proceso de pago, para evitar casos como la reciente `caída¿ del sistema de Visa en Europa, con más del 60% de los españoles afectados al tener una tarjeta de crédito de la firma, según datos de Nielsen.
La regulación también resultará clave en este proceso de cambio. En Europa, por ejemplo, llega la PSD2. Entre sus principales novedades se incluyen la apertura por parte de los bancos de sus servicios de pagos a terceras empresas, los denominados TPPs (Third Party Payment Service Providers). Una norma que ha convertido en un `mantra¿ para el sector bancario la frase ¿las reglas, igual para todos¿, ante el temor de que el nuevo marco favorezca la entrada de nuevos actores en este tipo de servicios como Google, Facebook o Amazon.