Podría haber esperado un mes. Pero no. Ha considerado que ya era momento de decirlo. Y parecía que tenía ganas de hacerlo, porque no se ha ahorrado ningún detalle. El Banco Central Europeo (BCE) ha confirmado este jueves, al término de la reunión de política monetaria celebrada en Riga (Letonia), que concluirá el programa de compras de activos (APP, por sus siglas en inglés) este año.

Lo hará en varias fases. Hasta septiembre, y como ya estaba previsto, seguirá dedicando 30.000 millones al mes a la compra de activos en el mercado; desde octubre reducirá el montante a la mitad, 15.000 millones mensuales; y en 2019, cero. La nada.

Bueno, la casi nada, porque el BCE seguirá reinvirtiendo el dinero procedente del vencimiento de los bonos que ya tiene en su cartera. Este matiz, que ya formaba parte del discurso de la institución, adquiere ahora otra importancia porque esas reinversiones ejercerán de 'amortiguador' para impedir que el fin de las compras se traduzca en un intenso descenso de la liquidez. O lo que es lo mismo, el balance del BCE, más 'gordo' que nunca en los 4,57 billones de euros, todavía no se pondrá dieta del todo.

UNA INSTITUCIÓN, DOS ALMAS

Por supuesto, los tipos permanecen donde estaban; donde están desde marzo de 2016, que fue la última vez que el BCE los tocó. Los oficiales siguen en el 0% y los de la facilidad de depósito, claves para el euríbor y para el negocio bancario, en el -0,40%. Hasta bien entrado 2019 no se esperan cambios en ambas palancas, porque así se ha encargado de precisarlo la entidad presidida por Mario Draghi.

Hasta ahora, el BCE anunciaba que "los tipos de interés oficiales del BCE se mantendrán en los niveles actuales durante un período prolongado que superará con creces el horizonte de sus compras netas de activos". Desde ahora, introduce en su comunicado que continuarán en los niveles actuales "al menos hasta el verano de 2019 y en todo caso durante el tiempo necesario para garantizar que la evolución de la inflación está alineada con las expectativas actuales de un ajuste sostenido".

Esta precisión, inesperada, evidencia que el BCE no tiene ninguna prisa a la hora de subir los tipos. Y estas intenciones pesan sobre todo en el euro. La moneda europea, que esperaba el veredicto de la entidad por encima de los 1,18 dólares, se deprecia hasta los 1,168 dólares.

Para que no quedaran dudas, Draghi ha remachado esa impresión durante la rueda de prensa posterior a la reunión. De los tipos, ni se debate todavía. "No hemos discutido si subiremos los tipos ni cuándo lo haremos", ha aclarado. El banquero italiano también ha precisado que las decisiones se han adoptado "por unanimidad", lo que, a su juicio, da solidez a todo lo acordado y anunciado en esta reunión.

Draghi: We did not discuss if and when to raise interest rates

¿ European Central Bank (@ecb) 14 de junio de 2018

Estas dos novedades sobre el futuro del APP y de los tipos definen casi al milímetro la hoja de ruta que el BCE seguirá para ir normalizando las extraordinarias condiciones monetarias vigentes en la Eurozona. Y, sobre todo, evidencian las dos almas que existen en el seno del Consejo de Gobierno de la entidad.

Por un lado, la de los halcones, los 'duros', que se han salido con la suya al conseguir, por fin, poner fecha de caducidad al APP. Y por otro, la de las palomas, las 'blandas', que han obtenido a cambio el compromiso de que nada de emocionarse con las subidas de los tipos, que deberán esperar más de un año todavía.

MENOS CRECIMIENTO, MÁS INFLACIÓN

El BCE ha sido tan inesperadamente prolífico en los detalles y las sorpresas porque sabía que en junio contaba con el respaldo de sus nuevas previsiones económicas. Y estas, que se renuevan cada dos citas o tres meses, reflejan revisiones a la baja en el crecimiento y al alza en los precios.

En marzo, la entidad pronosticaba un crecimiento del 2,4% para 2018, del 1,9% para 2019 y del 1,7% para 2020. El BCE mantiene las cifras de 2019 y 2020, pero reduce al 2,1% la previsión para este año.

Sobre los precios, prevé una inflación del 1,7% para 2018, 2019 y 2020. En marzo, sus estimaciones para 2018 y 2019 se limitaban al 1,4%.

Esta combinación de un menor crecimiento en 2018 y una mayor inflación este año y el que viene sirve de parapeto para los halcones -¡hay que acabar con el APP!- y para las palomas -¡todavía hay que mantener bajos los tipos!-. Los dos bandos encuentran, por tanto, argumentos para sus posiciones. Y los dos han recibido algo en el resultado final de la relevante reunión de junio.

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