Al término de su reunión de dos días, la junta de política monetaria del BoJ apostó una vez más por mantener la heterodoxa estrategia que aplica desde hace más de cinco años para alcanzar su esquiva meta inflacionaria, que inicialmente se confiaba lograr en 2019, aunque para ella ya no existe ningún marco temporal.

El banco central de la tercera economía mundial aspira a situar la inflación en el 2 por ciento, un nivel considerado apropiado para un crecimiento económico sostenible, aunque este objetivo sigue lejos de alcanzarse debido al tímido crecimiento de los salarios e insuficientes subidas de los precios.

El índice de precios al consumo (IPC) estuvo ganando impulso interrumpidamente hasta febrero, antes de caer en marzo y volver a recuperarse un 0,7 % interanual en abril, a raíz de la volatilidad de los alimentos y del combustible.

El BoJ prevé ahora que la evolución anual del IPC se sitúe entre el 0,5 y el 1,0 por ciento, lo que supone una ligera rebaja de su estimación del 1,0 por ciento incluida en su informe aprobado en abril, al término de su anterior reunión de política monetaria.

En este escenario, la junta de política monetaria del banco central nipón aprobó hoy por 8 votos a 1 mantener su batería de medidas de estímulo.

"El banco continuará con sus medidas de flexibilización monetaria cuantitativa y cualitativa junto con las de control de las curvas de rendimientos (...) durante tanto tiempo como sea necesario", señala el documento aprobado en la junta del BoJ.

Entre estas medidas se cuentan un programa multimillonario de compra de activos, una tasa negativa del -0,1 por ciento aplicada a los depósitos de los bancos y un control de la curva de rendimientos para mantener en torno al 0 por ciento los tipos a largo plazo.

El continuismo del BoJ contrasta con la postura de la Fed, que el miércoles decidió elevar los tipos de interés y programó otras dos alzas más para este año, y con la del BCE, que el jueves anunció una reducción en su programa de compra de deuda a partir de octubre y que le pondrá fin en diciembre.

Algunos analistas han cuestionado la necesidad de mantener durante un plazo tan prolongado unas medidas como las del BoJ, que podrían dañar al sistema financiero, y han señalado también que las dificultades para alcanzar la meta inflacionaria reflejan fisuras en "Abenomics", la estrategia de crecimiento del Gobierno nipón.

En cuanto a la evolución de la economía, el BoJ señaló que Japón "continúa con su tendencia de recuperación moderada" y que se ha conseguido crear "un círculo virtuoso entre gastos e ingresos", pese a los persistentes síntomas de debilidad del consumo doméstico.

La economía nipona se contrajo un 0,6 por ciento interanual en enero-marzo, debido sobre todo al freno en el gasto de los hogares, lo que supone la primera contracción del PIB nipón tras ocho trimestres consecutivos al alza.

Asimismo, el documento adoptado hoy por el BoJ advierte de que la economía nacional podría resentirse por "las políticas económicas de Estado Unidos y su impacto en los mercados financieros globales", en aparente alusión a las medidas arancelarias anunciadas por la Administración que lidera Donald Trump. EFECOM

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