La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) celebra este viernes su 174 reunión ordinaria. Un encuentro en el que decidirá si abre el grifo del crudo para contener los precios y al que sus miembros llegan divididos a consecuencia de la llegada de una inoportuna intrusa: la guerra arancelaria desatada por Donald Trump.
Los analistas coinciden en que los diferentes puntos de partida que hace dos años convergieron para consensuar una drástica reducción en la producción petrolera mundial son ahora mucho más distantes entre sí. Mientras que Arabia Saudí ha calentado el encuentro asegurando que ¿pueden estar seguros de que vamos a suministrar más barriles¿, Venezuela, Argelia y, sobre todo, Irán se han mostrado totalmente contrarios a esta medida. En medio, Trump lanzando mensajes al cártel petrolero desde su cuenta personal de Twitter y en varias de sus últimas apariciones públicas.
Al encuentro están convocados, además de los 14 miembros de la OPEP, otros 10 países clave en la producción mundial de petróleo. En este segundo bloque, Rusia aparece como el más decidido a espolear el bombeo de pozos, de manera que habría puesto sobre la mesa incrementos de hasta 1,15 millones de barriles por día. Una cifra que todas las previsiones tildan de descabellada y que en el mejor de los casos reducen a 600.000 barriles diarios, una cota que todavía duplicaría los 300.000 bidones que en un principio parecen dispuestos a asumir los países partidarios de mantener intactos los recortes establecidos en 2016.
Desde Julius Baer, Norbert Rücker, analista jefe de materias primas del banco suizo, recuerda que ¿como ya sucedió en ocasiones anteriores, como en 2011, Arabia Saudí podría marcar su propia política petrolera en oposición al resto de la OPEP¿. Sin embargo, esta vez no se trata tanto de sus expectativas económicas sino de cómo pueda afectar al negocio la lucha arancelaria desatada desde Washington. El experto reconoce que ¿las reacciones de Europa y China a las sanciones de EEUU a Irán son difícilmente precedibles¿. Y añade que ¿China se asegurará de mantener su negocio¿ con el país de los ayatolás.
En esta línea de discurso, Diego Jiménez-Albarracín, responsable de renta variable del Centro de Inversiones de Deutsche Bank, advierte de que la mesa de debate de Viena no debe pasar por alto ¿la posibilidad de que China imponga aranceles al crudo y derivados procedentes de EEUU¿. El país que gobierna Trump, además de haber alcanzado la cota de la autosuficiencia gracias a la renovada rentabilidad del `fracking¿, es ahora también exportador. Y, más allá de los efectos a corto plazo, recuerda que ¿la escalada de las tensiones entre ambos países y la posibilidad de un aumento del proteccionismo ponen en peligro el crecimiento global y, en consecuencia, la demanda de crudo¿.
TERCERAS VÍAS Y GASOLINERAS
La dificultad de los equilibrios entre las distintas posturas que se plantean abre la puerta a una `tercera vía¿. Natalia Aguirre, directora de análisis y estrategia de Renta 4, apunta que ¿es posible que, en vez de anunciar un incremento específico de oferta, se opte por un comunicado más vago, afirmando que mantendrán al mercado suficientemente abastecido para evitar fuertes repuntes en el precio del crudo¿. No obstante, la caída del 9% que el petróleo Brent se ha apuntado desde los máximos de 80 dólares por barril ya da por descontada la ampliación de la oferta.
El experto de Deutsche Bank aventura que ¿cualquier aumento mayor a 600.000 barriles sentará mal a los precios¿, que ahora mismo están más tensionados por el telón de fondo de la guerra comercial. El analista Joaquín Robles, de XTB, explica que en las dos últimas semanas la cotización del barril Brent ronda los 75 dólares, una caída ¿suave¿ desde los máximos recientes porque el bombeo extra ¿supondrá entre un cuarto y la mitad del recorte pactado entre 2016 que ha llevado al crudo a máximos desde 2014¿.
Sin embargo, la injerencia de Trump, más allá del pulso de los aranceles, tiene otro componente de corte más populista. Robles señala que ¿hay una barrera psicológica de 3 dólares por galón que provoca el descontento de la población estadounidense¿. En varios estados de la primera economía mundial ya se ha batido o se roza esta cota y el objetivo no sería otro que aflojar el coste de llenar el depósito hasta niveles más aceptables para sus ciudadanos.
Con este convidado poco amable, los analistas de materias primas coinciden en que el escenario oficial más probable es de un bombeo extra de no más de 600.000 barriles por día. Una cota en la que no se incluirían las posibles escaramuzas de Arabia Saudí y el crecimiento mensual de 100.000 barriles que EEUU viene experimentando durante este año. Si el guion se confirma, el pronóstico es que el crudo se estabilice en torno a su cotización actual de cara al segundo semestre del año. Si no hay apertura del grifo, los 80 dólares por barril parecen la cota más segura en un tirón alcista que también impulsaría la cotización de otras materias primas minerales.