La Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2018 establece una serie de medidas encaminadas a disminuir la tributación del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) de los trabajadores con rentas comprendidas entre los 12.000 y los 18.000 euros, así como de algunos grupos de contribuyentes con determinadas circunstancias personales, entre los que se incluyen aquellos que soportan mayores cargas familiares, tales como las mujeres trabajadoras, las familias numerosas y las personas con discapacidad.
Los cambios en el IRPF son: elevación del umbral de tributación de 12.000 a 14.000 euros; aumento del importe de la reducción en la base por obtención de rendimientos del trabajo para los salarios brutos comprendidos entre 14.000 y 18.000 euros; introducción de una nueva deducción en la cuota de 1.200 euros por cónyuge con discapacidad. Por último, ampliación, en 600 euros, de la deducción por familia numerosa por cada uno de los hijos que exceda del número mínimo exigido para que dicha familia haya adquirido la condición de familia numerosa de categoría general o especial.
El modelo de microsimulación del Banco de España estima que unos 3,1 millones de contribuyentes se beneficiarían de la reforma directamente, al obtener una rebaja fiscal media de, aproximadamente, 500 euros. Sin embargo, los más beneficiados por la reforma son los trabajadores con ingresos brutos de entre 12.000 y 18.000 euros, en concreto 2,3 millones. Estos verán disminuida su cuota en el IRPF unos 480 euros. Otras instituciones ha echado también sus cuentas y, en concreto la AIReF cifró en 2.200 millones el impacto de la bajada del IRPF hasta 2019.
Por grupos de edad, casi el 21 % de los contribuyentes menores de 35 años pasarían a pagar menos impuestos en el IRPF (unos 0,8 millones de declarantes), con una rebaja media de algo menos de 450 euros. Por su parte, el 16 % de los mayores de 65 años (unos 0,6 millones de contribuyentes) verían reducida su cuota del IRPF en un importe medio cercano a los 600 euros. Hay que señalar que no existen contribuyentes cuya cuota del IRPF aumente como consecuencia de la reforma.
En particular, los cambios en la imposición sobre las rentas laborales afectan, en principio, a las decisiones de oferta de trabajo de las personas, pudiendo dar lugar a que, como consecuencia del aumento de los ingresos salariales netos de impuestos, haya individuos inactivos que decidan pasar a formar parte de la fuerza laboral o personas ya ocupadas que opten por aumentar el número de horas trabajadas.
Presumiblemente, todos estos efectos serán modestos, dado el reducido tamaño de las medidas adoptadas. Finalmente, la metodología empleada no capta el hecho de que, en un horizonte temporal más dilatado, la financiación de las medidas ahora adoptadas requeriría, bien reducciones de gasto, bien la obtención de recursos adicionales, lo que afectaría, probablemente de manera desigual, a las rentas netas de los diversos grupos de contribuyentes.