Por Maite López, Finect.

Suena menos divertido que el mundo que describió Lewis Carroll, pero definitivamente, es más rentable y está lejos de ser un sueño como el de la protagonista de la historia. En la vida real, los padres de Alicia decidieron abrirle un fondo de inversión nada más nacer con unos 1.000 euros y aportar cada mes otros 100 de su bolsillo. Con una rentabilidad anual del 5%, al cumplir los 25 y empezar a pensar en independizarse, Alicia contaba ya con casi 60.000 euros.

Mientras, su amiga de la infancia, Leticia, a la que sus padres habían ido separando la misma cantidad de dinero en una cuenta corriente, se encontró con que tenía la mitad de ahorro. ¿¡Se me ha hecho tarde, tan tarde!¿ ¿ pensó.

Llegados a este punto, Alicia se dedicó a utilizar su sueldo para el día el día, algún capricho y viajar, mientras que Leticia, al darse cuenta de la diferencia con su amiga, decidió copiar sus pasos y abrirse un fondo de inversión a los 26.

El esfuerzo que hizo Leticia durante los siguientes años invirtiendo 100 euros todos los meses mientras su amiga se dedicaba a vivir la vida, tenía que dar sus frutos. Los dio, salvo por el hecho de que vivían en el país del interés compuesto.

Llegado el momento de su jubilación, Alicia, que no tocó aquel dinero que habían invertido sus padres durante 25 años, pero que tampoco aportó ni un euro más, se encontró con 461.000 euros. Leticia, que cogió la sartén por el mango a los 26 y buscó la misma rentabilidad esforzándose todos los meses, había conseguido 401.000. Ligeramente menos que su amiga y con el doble de esfuerzo.

La clave del país del interés compuesto no es otra que dejar que el dinero trabaje en silencio. Al invertir, los ahorros generan intereses sobre los que, a su vez, se generan más intereses. Es decir, a medida que pasan los años, la rentabilidad que obtengamos no será solo por el dinero que hemos invertido de nuestro bolsillo, sino también por el que se ha ido generando. De ahí que, a pesar de aportar más dinero a lo largo de su vida, el hecho de empezar a invertir 25 años después haya penalizado a Leticia frente a Alicia

El horizonte temporal es el mejor aliado de una inversión. En plazos cortos, la renta variable puede sufrir volatilidad y podemos ver, como en la última gran crisis financiera de 2008, nuestro dinero reducido a la mitad. Pero, a la larga, cuanto antes empecemos a sacarle rendimiento a nuestro dinero, más lo agradeceremos en el futuro, sobre todo, porque llegada cierta edad es posible que tendamos a proteger nuestro patrimonio y reducir el riesgo de nuestras inversiones.

También, porque si empezamos más tarde, tendremos que hacer un esfuerzo mayor de ahorro y, si no logramos una mínima rentabilidad para nuestro dinero, la inflación se encargará de que vayamos perdiendo poder adquisitivo.

En resumen¿ Nunca es ¿tarde, tan tarde¿. Pero si se empieza pronto, el país del interés compuesto hará su particular magia.

 

¿Cuánto puedo ganar invirtiendo a largo plazo?: