España sigue recuperando afiliados a la Seguridad Social. Según los datos ofrecidos este martes por el Ministerio de Trabajo, vuelve a contar con más de 19 millones, algo que no ocurría desde 2008. Acotando la cifra a los afiliados con empleo, que son la auténtica clave para calibrar la solidez del sistema, alcanzan los 18,967 millones, un registro desconocido también desde hace una década y que da un oxígeno considerable al sistema público de pensiones porque conduce a una proporción de 2,17 ocupados por pensionista -hay 8,733 millones-, el mejor dato desde 2010 -ver gráfico-.
Esta proporción es consecuencia de que el número de afiliados está creciendo mucho más que el de los nuevos pensionistas. Esta tendencia, observada ya en los últimos años, se ha acelerado en la primera mitad de 2018. En el acumulado de los seis primeros meses la Seguridad Social ha sumado 636.845 afiliados ocupados, en tanto que hay 27.446 pensionistas nuevos. Es decir, una proporción de 23,2 a 1. Visto de otro modo, el número de afiliados crece a ritmos del 3,5%, mientras que el de los pensionistas lo hace al 0,3%. Aunque lo normal es que esta exagerada proporción se atenúe en la segunda mitad del año, finalmente podría superar las ratios de los dos últimos años, en los que por cada pensionista nuevo se han generado en torno a seis afiliados con empleo.
La considerable brecha de la primera mitad de 2018 explica en gran medida que la Seguridad Social lograra un superávit de 3.291 millones de euros hasta mayo, frente a los 2.759 millones del mismo periodo de 2017. La fuerte creación de empleo permitió que las cotizaciones sociales crecieran un 5,6% con respecto al mismo periodo del año anterior, hasta los 47.251 millones, en tanto que los gastos por pensiones contributivas lo hicieron un 3,4%, hasta los 42.578 millones.
UN CONSUELO MENOR
Ahora bien, ni siquiera esa velocidad a la hora de generar afiliados impedirá que la Seguridad Social vuelva a sufrir un abultado déficit en 2018. Tal vez inferior a los de 2016 y 2017, en los que, según los datos de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE), los Fondos de la Seguridad encajaron un déficit de 17.757 millones y 17.209 millones, respectivamente, pero superior a los 13.038 millones de 2015. Es decir, el récord de afiliados ocupados ofrecerá el consuelo menor de contener el `boquete¿ de los dos últimos años, pero no más.
En julio, de hecho, volverá el desequilibrio a la Seguridad Social con el abono de la `extra¿, que será afrontado con parte del préstamo de 15.000 millones que el Tesoro realizará a la Seguridad Social para que pueda pagar esta `extra¿ y la de diciembre. Y en 2018, las previsiones contemplan un déficit equivalente al 1,1% del Producto Interior Bruto (PIB), en torno a 13.500 millones de euros, aunque la cifra podría engordar porque ese cálculo fue previo al compromiso de elevar las pensiones un 1,6%, cambio que incrementará la `factura¿ en unos 1.600 millones y que mitigará parte del efecto favorable que la creación de empleo está teniendo en los ingresos por cotizaciones.
REFORMAR AHORA (ANTES DE QUE SEA PEOR)
Según los expertos consultados, estos datos evidencian que el problema del sistema de pensiones no se resolverá únicamente `fabricando¿ afiliados. Ayuda, por supuesto, que el número total de afiliados -incluyendo los no ocupados- supere de nuevo los 19 millones por primera vez en 10 años. De hecho, aconsejan aprovechar este favorable escenario -fuerte creación de empleo y crecimiento económico próximo al 3%- para acometer la reforma que el sistema necesita antes de que la coyuntura sea menos favorable.
En especial, recomiendan queconvendría no hacer depender la viabilidad del sistema de una palanca, la conformada por la creación de empleo y la evolución del número de afiliados, que, además, tenderá a debilitarse. Y por varios motivos.
Primero, y a corto plazo, lo hará por la propia realidad del mercado de trabajo. ¿En 2016 y 2017 y en lo que va de 2018 los ingresos por cotizaciones están creciendo a mayor ritmo que los gastos en pensiones, pero esta realidad podría cambiar ya en 2019, puesto que la previsible moderación en la creación de empleo provocará que los gastos crezcan a ritmos superiores a los ingresos¿, avisa María Jesús Fernández, economista de Funcas. Añade que los gastos adicionales derivados de volver a ligar las pensiones a la inflación, a partir del próximo año, o la caída de ciertos ingresos, como los procedentes de los intereses generados por una `hucha de las pensiones¿ con menor capacidad de inversión, repercutirán en ese cambio de tendencia.
Y segundo, y a medio y largo plazo, por las dinámicas demográficas, que cambiarán la inercia actual y tenderán a frenar el número de ocupados y a acelerar el de pensionistas. O lo que es lo mismo, menos personas aportando a la Seguridad Social y más cobrando de ella.
Este segundo motivo aporta un aviso adicional. Sin necesidad de que el número de pensionistas esté creciendo a un ritmo alto, la nómina de las pensiones ha superado los 9.000 millones de euros por primera vez en junio, un hito que es `culpa¿, fundamentalmente, del incremento del importe de las pensiones.
La pensión media ha crecido de 725 a 937 euros en 10 años, con la de jubilación pasando de los 821 a los 1.084 euros en el mismo periodo. Es decir, incrementos del 30%, cuando el número de pensionistas ha crecido un 14,5% en el mismo periodo. Pero desde 2025, con el inicio de la jubilación de la generación del `baby boom¿, el creciente 'ejército' de pensionistas cada vez presionará más. Y el sistema ya no llegará a los dos ocupados por pensionista, con lo que perderá el pilar básico que lo sustenta en la actualidad.
- Las `trampas al solitario¿ sobrevuelan de nuevo las pensiones públicas