El BCE indicó a los mercados que los tipos permanecerían estables "hasta el verano" de 2019 tras su reunión del mes pasado, cuando también anunció que finalizaría su programa de compras de bonos por 2,6 billones en diciembre, poniendo fin a su programa de estímulos sin precedentes.
Pero los responsables del BCE también consideraron en esa reunión que era necesario destacar que sólo subirían los tipos si la inflación continuaba avanzando hacia el objetivo del banco cercana al 2 por ciento, según las actas.
"Se consideró que el carácter no definitivo del componente dependiente de la coyuntura (en las indicaciones) debía ser enfatizado y que se espera que los tipos permanezcan en sus actuales niveles durante el tiempo que sea necesario para garantizar (...) un ajuste sostenido en la senda inflacionaria", sostuvo el BCE.
De todos formas, y pese a la advertencia, integrantes del comité de política monetaria del BCE argumentaron que la aceleración de la inflación había sido sustancial y se mostraron confiados en que el crecimiento de los precios al consumidor continuaría avanzando hasta alcanzar el objetivo de la entidad.
El 14 de junio, las autoridades del BCE decidieron iniciar el desmantelamiento del programa de compras de bonos del organismo para terminar con el proceso al final de este año, satisfechos con el efecto del estímulo monetario en la inflación de la zona euro.
Sin embargo, también aplazaron las expectativas para la primera subida de tipos de interés del banco después de la crisis financiera, usando una retórica relativamente vaga que podría incluir un ajuste monetario en cualquiera de las cuatro reuniones de política monetaria previstas para el segundo semestre del próximo año.