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La revolución de la fibra óptica: qué es y cómo funciona un cable submarino

Ni se ven, ni se sienten, pero los cables submarinos de fibra existen para conectar distintos puntos y permitir la transferencia de datos entre ellos. Te contamos qué son y cómo funcionan estos cables no contaminantes bajo el mar.

12 agosto, 2018 04:00

Por Marta Nieto Jaime Martín-Peñasco.

Ni se ven, ni se sienten, pero los cables marinos existen. Como si de fantasmas se tratase, son los responsables de que las comunicaciones internacionales actuales se produzcan a velocidades de vértigo. Sin embargo, qué son realmente estos cables y cómo funcionan constituye una de las cuestiones que muchos se hacen y sobre las que pocos saben dar una respuesta exacta.

Desde el BlogThinkBig.com queremos responder a todas tus dudas sobre los cables submarinos. Desde el detalle más pequeño al de mayor tamaño, adéntrate aquí en un océano de conocimiento donde la llegada de la fibra óptica ha revolucionado el cableado submarino moderno.

¿Qué es un cable submarino?

Los cables submarinos modernos son cables de fibra óptica basados en las propiedades de fibra de vidrio pura por donde viaja la luz mediante reflexión interna.

Al perder intensidad a lo largo de su ruta, la luz necesita de repetidores a intervalos regulares que vayan restableciendo su intensidad de señal óptica.

¿Qué partes lo conforman?

En la actualidad, es la fibra óptica, compuesta por cristal de silicio, quien conforma el corazón del cable.

Para protegerlo, en primer lugar, se encuentra el núcleo para resistencia y separación de fibras, compuesto por polietileno o fibra de vidrio.

Un segundo recubrimiento de polietileno da paso a la siguiente capa: el conductor de cobre. Pero, por si las moscas, nunca está de más hacerse con una armadura de protección, compuesta de alambre de acero, que conforma el último manto anterior a la protección externa y contenedor de alambres, un recubrimiento de polietileno que actúa de protección final del cable frente a las adversidades del medio.

A simple vista, los cables utilizados en aguas profundas, sin protección de armaduras, son de un diámetro comprendido entre los 17 mm y los 20 mm. Un tamaño inferior a los cables de fibra óptica armados que alcanzan los 50 mm.

¿Cómo se instalan? A la hora de instalar un cable submarino son cuatro los principales pasos a seguir:

Selección de una ruta provisional.

Obtención de permisos de las autoridades competentes, tanto nacionales como internacionales.

Sondeo completo y minucioso de la ruta para seleccionar aquella que minimice el impacto medioambiental y maximice la protección del cable.

Tendido de cable, incluyendo enterramiento en las zonas convenidas.

¿Cómo se realiza el tendido?

El tendido del cable es la última parte en la instalación, pero no por ella la menos importante.

Llevarlo a cabo con precisión para modificar lo mínimo el fondo marino. Para ello se sigue la ruta de sondeo, y mediante la utilización de barcos especialmente diseñados a este fin se lleva a cabo.

Contar con asistencia. En el caso de las aguas superficiales serán lo buzos, y para las aguas profundas se contará con la ayuda de vehículos de operación remota.

Zanjar el camino por el que pasará el cable. Mediante agua a presión o utilizando un arado se construye un corredor de un metro de ancho, donde los cables están enterrados a una profundidad de un metro, normalmente, y, de manera excepcional, diez metros por debajo del lecho marino para protegerlo tanto frente al fondeo de los barcos como a la pesca de arrastre, entre otros elementos.

La protección por bandera

Más vale prevenir que curar, dice el refrán, y lo cierto es que en lo que a infraestructura se refiere, este dicho popular tiene razón. Por ello, y para minimizar los riesgos, se hace necesario que cerca de la costa los cables estén bien protegidos frente a la navegación, pesca y otras actividades.

Para ello se ha de planificar de forma adecuada las rutas de los cables, además de hacer uso de los corredores de protección, representaciones de una entidad legal donde las actividades que pudieran dañarlo están prohibidas y protegidas por el estado propietario de las aguas, y que se identifican en las cartas náuticas.

Y, como toda protección es poca, evitar chocarse con ellos es otra de las medidas a tener en cuenta. Para eso, el enterramiento de los cables se realiza a profundidades de hasta 2.000 metros.

Al amparo de la ley

La ley llega también a los mares, y hasta tres son los tratados internacionales que protegen legalmente a estos cables.

Entre las leyes más importantes destaca la libertad para tender, mantener y reparar cables submarinos fuera de las aguas territoriales 12 millas náuticas, o la obligación nacional para imponer sanciones criminales y civiles para aquellos que de manera intencionada o por negligencia causaran perjuicio a un cable.

Cables no contaminantes

Aunque estén instalados en mares y océanos, estos cables de fibra óptica no contaminan sus aguas. Instalados de forma correcta tienen un impacto neutro y beneficioso sobre el medio, ya que muchos de los organismos marinos los usan como sustrato para su crecimiento, encontrando en ellos el lugar idóneo para asentar su colonización y llevar a cabo su desarrollo temporal.

El observatorio bajo el mar

La presencia de cables marinos ha traído consigo una serie de observatorios oceanográficos para supervisar, detener y avisar con antelación de los peligros que pudiesen sucederse bajo el mar, así como para calibrar su respuesta al cambio climático, o emprender programas de investigación y desarrollo en tecnologías.

A través de su conexión a los cables submarinos, estos observatorios obtienen la potencia necesaria para el equipamiento y la transferencia de datos a tierra.

Marea, un ejemplo de cable submarino

Más de 6.600 km de cable de fibra óptica avalan a Marea, el proyecto impulsado por Telxius, la empresa de infraestructuras de Telefónica, junto con Facebook y Microsoft, para unir Virginia Beach (costa este de EE.UU.), donde se sitúa la mayor concentración de data centers del mundo con Sopelana (España) y permitir así que en menos de un segundo dos personas separadas por el océano Atlántico puedan comunicarse.

Un gran cable submarino que conectará España con las principales redes y los más importantes puntos de conexión de tráfico en Europa, como Fráncfort, Londres, Marsella o París; y que constituirá el mejor ejemplo para demostrar qué son realmente este tipo de cables.

Este post fue publicado originalmente en Blogthinkbig.com