Bulgaria solicitó en julio el ingreso al Mecanismo Europeo de Cambio, un requisito obligatorio que se debe cumplir durante dos años antes de entrar en el euro, después de que los ministros de Finanzas de la zona euro y el Banco Central Europeo (BCE) dieran 'luz verde' a Sofía.
El país, cuya moneda (el lev búlgaro) ha estado vinculada al euro a través de un régimen de caja de conversión, es el primer miembro de la UE no perteneciente a la zona euro que pretende adherirse a la Unión Bancaria, lo que permitirá al BCE monitorizar a sus principales prestamistas.
Para incrementar sus posibilidades, Sofía tiene que mejorar su cuadro macroeconómico, fortalecer la supervisión del sector financiero no bancario, incluidos los fondos de pensiones y las compañías de seguros, y esforzarse más en la lucha contra el blanqueo de capitales.
"La implementación de las medidas anteriores garantizará el cumplimiento de los requisitos previos en las áreas políticas que son más importantes para una transición sin problemas hacia el Mecanismo Europeo de Cambio y la Unión Bancaria en julio de 2019 y, como resultado, se implementará el euro", ha defendido el Gobierno del país en un comunicado.
El BCE todavía tiene que llevar a cabo una revisión de la calidad de los activos y varios test de estrés en los bancos búlgaros antes de dar su visto bueno para que comience el proceso de adhesión.
Con una baja inflación y deuda pública, así como con superávit presupuestario, Bulgaria ya cumple los criterios nominales para adoptar la moneda única europea.
No obstante, el cuarto banco más grande del país quebró en 2014 y esta semana la liquidación de una compañía de seguros con sede en Chipre dejó a unos 200.000 búlgaros sin seguro de coche, lo que provocó la dimisión del máximo responsable de la regulación de las aseguradoras.