Según las cifras oficiales, la capacidad total del país se establece así en 89 gigavatios (GW), lo que supone el 6,3% del suministro energético total y de los cuales 22 GW son producidos por instalaciones texanas, seguido por los estados de Oklahoma (7,5) y Iowa (7,3).

La inversión nacional en nuevos parque eólicos fue de 11.000 millones de dólares en 2017, con un desarrollo laboral de 105.000 personas destinadas al sector del viento.

La innovación en la instalación de rotores, con mayor diámetro y aspas más grandes, impulsó la producción, lo que propició un aumento "drástico" del 8% respecto al año anterior y un 224% desde el período 1998-1999.

En cuanto al coste de los proyectos, según el informe, los precios de los equipos de turbinas eólicas han caído desde sus máximos a un valor actual de 1.611 dólares por kilovatio (KW), un 33% menos que el pico en 2009-2010.

Un megavatio de esta energía puede abastecer a 200 hogares durante épocas de máxima demanda, según explicó el Consejo de Seguridad Eléctrica de Texas.

Este estudio del Departamento de Energía llega, precisamente, en el momento en el que las empresas petroleras del Golfo de Texas, principal zona de perforación del país, reconocen que "por primera vez" exportan más crudo del que importan.

"Es un hito definitivo, nadie lo vio venir hace diez años. Esto diversifica nuestra dependencia del volátil Medio Oriente", dijo a la CNN el presidente de la consultora Rapidan Energy Group, Bob McNally, quien también participó en la Administración del expresidente George W. Bush (2001-2009).