Una tregua. Es lo que Argentina necesitaba y lo que está recibiendo, al menos por ahora, este viernes. El peso argentino, que en los primeros compases de negociación ha llegado a caer hasta los 39,2 pesos por dólar, rebota un 2%, hasta los 37,2 pesos.
Con todo, la huella de las contundentes caídas de las últimas sesiones sigue fresca. Un poco de memoria ayuda a entender la relevancia de los cambios actuales: a finales de 2017, un dólar compraba 18,5 pesos; en mayo, cuando Argentina pidió el rescate al Fondo Monetario Internacional (FMI), 22 pesos; y hace un mes, 27,4 pesos.
También reciben un respiro la lira turca, que se aprecia un 1%, hasta las 6,55 liras por dólar, y el real brasileño, que sube un 0,1%, hasta las 4,14 unidades por dólar.
La reacción del peso se produce tras dos días aparatosas caídas. El miércoles se dejó un 8% contra el dólar y el jueves, un 11%. La petición del Gobierno de Mauricio Macri al FMI para que le adelante parte del dinero del rescate, realizada el miércoles, actuó como detonante de esos bruscos descensos al acentuar la sensación de que Argentina no cuenta con recursos para seguir soportando la caída del peso ni para recuperar la confianza del mercado.
Con todo, las autoridades argentinas lo están intentando. Este jueves, el banco central elevó los tipos de interés del 45 al 60% y el Gobierno se comprometió a acelerar la reducción del déficit público, que en los dos últimos años ha superado el 6% del Producto Interior Bruto (PIB).