Desde que la tensión sobre los mercados emergentes comenzó a dispararse el pasado mes de abril y hasta el comienzo de este septiembre, se han registrado salidas de capital en los fondos especializados en este segmento en 86 sesiones. Más de un 10% de su patrimonio ha tomado 'las de Villadiego', según un informe de Deutsche Bank.
En otras palabras, la estampida inversora ya es la quinta más prolongada de la historia de los emergentes desde que se los etiqueta y analiza como tales. Más de la mitad de los días que cuentan desde que Brasil, Argentina y Turquía comenzaron a dar síntomas de debilidad se han producido reembolsos en una industria que moviliza varios miles de billones a escala global.
Aunque la retirada de capitales está lejos de igualar las que se han producido en otros episodios de crisis en los emergentes, la incertidumbre que reina sobre el conjunto de los mercados, y cuyas incógnitas siguen lejos de poderse resolver, llevan al grueso de los gestores a augurar que el lento goteo de carteras se mantendrá durante semanas. Hasta la fecha, el periodo de retirada más prolongado coincide con la crisis económica global, entre mayo de 2007 y marzo de 2009, cuando se produjeron retiradas por un 50% del patrimonio invertido a lo largo de 486 jornadas con saldos netos negativos.
Los analistas de Deutsche Bank señalan precisamente que, ¿en comparación con los episodios previos de estrés, esta falta de ajuste puede ser uno de los problemas¿ de cara a una eventual estampida más virulenta si algunas dudas del mercado se resuelven de forma poco amable para la inversión. En este sentido, el redoble de aranceles por parte de EEUU a los bienes importados desde algunas economías del bloque emergente sumado a unas subidas de tipos para el dólar más rápidas de lo que descuenta el mercado darían lugar al peor de los universos posibles. Y, a la postre, provocaría que la desbandada -hasta ahora tímida- se desbocara.
El espejo en el que mirarse podría ser la crisis del verano de 2011, cuando la tensión se desató sobre los mercados de deuda soberana, golpeando especialmente a los países periféricos de la Eurozona. Solo entre agosto y diciembre de aquel año se contabilizaron 96 sesiones con retiradas netas por un 18% del patrimonio que hasta entonces acumulaban los fondos especializados en emergentes. Entre marzo y junio de 2004, la racha de reembolsos fue de 61 sesiones, en las que se retiró un 11%.
Mientras la salida de capitales se produzca, los analistas del banco alemán auguran que no habrá paz para los emergentes en un sentido amplio. Especialmente, para sus divisas. Así, se constata que desde que estos países se estudian en bloque, a pesar de sus abismales diferencias socioeconómicas, nunca se ha puesto fin a una de sus crisis sin que el patrimonio bajo gestión de los fondos especializados haya marcado un mínimo superior a su pico bajista inmediatamente anterior.
No obstante, esta se ha mostrado como una condición ¿necesaria, pero no suficiente¿ para poner punto y final a la tensión del mercado. La estabilización de las divisas más golpeadas, como en este caso la lira turca y el peso argentino, sería una garantía adicional de que la calma ha vuelto. El análisis técnico y las dudas que las agencias de rating han puesto sobre las economías más golpeadas auguran más bien lo contario.
El informe señala que también otro síntoma de que la sangría se frena estaría en la recuperación de precios de los metales industriales producidos en buena medida por estos países. De momento, esta condición tampoco se cumple. Sirva como ejemplo el aluminio, que en la última semana ha perdido un 7,8% de su precio y ha sufrido reembolsos por 48 millones de dólares en productos cotizados (ETP) referidos a su valoración. Según los datos de la firma especializada ETF Securities, la cifra es la más abultada de los últimos cuatro años.
En el cobre, cuya valoración está más estrechamente correlacionada con la evolución de las divisas emergentes, se han producido reembolsos por 3,7 millones de dólares en la úlitma semana. En las últimas cuatro, la cifra asciende por encima de los 10 millones en retirada. Este metal se compra ahora en los mercados de materias primas un 22% más barato que al comenzar este turbulento 2018.