El Banco Central Europeo (BCE) ha saldado su reunión de política monetaria como se esperaba: sin cambios. La entidad presidida por Mario Draghi se ajusta así a los parámetros que ya expuso en junio, cuando telegrafió que su programa de compra de activos en el mercado (APP o QE) finalizará en diciembre y que los tipos de interés continuarán donde están ¿hasta al menos durante el verano de 2019¿.
La institución ha insistido en ambos mensajes en el comunicado oficial con el que ha despachado la reunión. Por un lado, ha confirmado que "después de septiembre de 2018, el Consejo de Gobierno reducirá el ritmo mensual de las compras netas de activos a 15.000 millones de euros hasta el final de diciembre de 2018 y prevé que, siempre que los nuevos datos confirmen las perspectivas de inflación a medio plazo, las compras netas cesen a partir de entonces". Y por otro, la entidad "ha decidido que los tipos de interés aplicables a las operaciones principales de financiación, la facilidad marginal de crédito y la facilidad de depósito se mantendrán sin variación en el 0%, el 0,25% y el -0,40%, respectivamente".
Tras hacer lo previsto, Draghi tampoco ha anunciado mayores novedades en las nuevas previsiones económicas de la entidad. El BCE ha rebajado ligeramente las previsiones de crecimiento para 2018 y 2019, del 2,1% al 2% y del 1,9% al 1,8%, respectivamente, y ha mantenido en el 1,7% la de 2020. Y no ha tocado los pronósticos sobre la inflación: la entidad la sigue viendo en el 1,7% en 2018, 2019 y 2020.
Draghi introduces the GDP and inflation outlook for the euro area pic.twitter.com/JbPJ5e3fTY
¿ European Central Bank (@ecb) 13 de septiembre de 2018Y eso que, según el BCE, los datos más recientes confirman que "continúa la expansión ampliamente basada de la economía de la Eurozona y una creciente inflación". "La fortaleza subyacente de la economía continúa apoyando nuestra confanza en una sostenida convergencia de la inflación hacia nuestro objetivo", añade la entidad.
Pero es que hay más. La institución monetaria también subraya que, "al mismo tiempo, las incertidumbres relacionas con el creciente proteccionismo, las vulnerabilidades de los mercados emergentes y la volatilidad de los mercados financieros han ganado más prominencia recientemente". El BCE incluye así entre los riesgos la situación en la que se encuentran países como Argentina o Turquía tras un verano 'caliente' para sus divisas y su estabilidad financiera. Draghi, eso sí, ha matizado que se trata un "riesgo potencial", pero que por ahora no se ha visto un "impacto sustancial" y que los países más expuestos al contagio son aquellos con peores fundamentales, como una alta deuda o un elevado déficit.
Con todos estos ingredientes, la conclusión de Draghi, que tampoco supone una novedad porque representa el pilar central de su argumentario en los últimos tiempos, está claro: "Un amplio grado de acomodación monetaria todavía es necesaria para una continuada y sostenida convergencia de la inflación hacia niveles que estén por debajo, pero cerca, del 2% a medio plazo".
DIEZ AÑOS DE LEHMAN
El décimo aniversario de la quiebra de Lehman Brothers, el evento que partió la crisis en dos, también se ha colado en la rueda de prensa de Draghi. El banquero italiano ha querido matizar que "en realidad, la crisis comenzó antes de Lehman".
"Los bancos son más fuertes hoy", ha asegurado el presidente del BCE. Y ha añadido: "Entonces, ¿podemos ser complacientes? No, especialmente porque muchos negocios han migrado de los bancos hacia no-bancos".
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